Imagino que lo de cubrirse o no cubrirse tendrá un fundamento científico, que alguien habrá demostrado que las telas sobre la cabeza son nocivas para el entendimiento, y que quien las prohíbe por el bien de la humanidad conoce algo que los demás ignoramos.
Lo que está claro es que tanta pseudo batalla inane, tanto opinar por opinar y prohibir por prohibir, cansa.
¡Qué morbo oír por un agujero los argumentos de ese claustro de profesores que impartió justicia ayer en un instituto de Madrid !