Vienen raudas dos ideas para intentar justificarme, esto de tanto escribir por escribir no me deja muy buen cuerpo:
-Un amigo me dijo que el año que se divorcio escribió más de doscientos cuentos. Catorce de ellos náufragos y buenísimos.
-A Carlos, que siempre me preguntaba por qué no escribía, le contestaba tambien siempre lo mismo: porque te lo cuento.