Generalmente escribir aquí me sienta bien, me permite zambullirme en cualquier cosa.
Pero con frecuencia lo que me apetece es anotar lo que se me ha puesto delante y me parece urgente, al modo de los diarios de Musil que ayer estuve ojeando:
-¿Sólo mi madre y yo estamos horrorizadas con lo que están haciendo en Palestina?, ¿nadie se acuerda de lo que pasó en Argelia?. Estos días he visto a mucha gente y nadie ha mencionado el tema. Nada parece ir con nadie, todo se despacha con frases generales que permiten que el horror se perpetúe ("¡qué vienen los musulmanes!" es ya el título de un tema para las fiestas. Pero también esta el mercado de los solidarios que viajan a la Mucata, y es chachi, y sobre todo es rentable). ¡Qué mala leche se me pone!.
-Acabo de leer
Viajes por el Scriptorium, he encontrado
El país de las últimas cosas y voy a releerlo, me gustó mucho, ¿se podrá calcular el deterioro?¿hay tanta paja como me parece en este?¿es todo paja?. Ya me contó Irene que se había aburrido un montón reseñándolo.
-Noche sublime, he vuelto a ver "Fresas Salvajes", ¡qué guión!. Una de las sensaciones más placenteras es estar leyendo y tener ya ganas de releer, eso también me pasa con algunas películas, sé que están llenas de sentidos con los que tendré que reencontrarme. Esa escena en que vuelve de anciano a examinarse y no solo lo suspenden, sino que lo condenan: Culpable de culpabilidad, es el cargo.