viernes, 8 de septiembre de 2017

Temblor







Hacía mucho que no estaba en un temblor. Desde San Salvador, la ciudad de las hamacas, el piso siempre había permanecido firme. El de ayer fue fuerte y largo, pero como estaba viendo Twin Peaks que es tan rara, me costó creer que el pendulear el bolso, el traquetear de la mesa y la ductilidad loca de la ventana fueran anormales. Con dudas y todo agarré la manta verde y salí a la calle, aún se movían las escaleras. Me relajó mucho la conversación con el vecino.

-ha temblado ¿verdad?

Dije yo.

-obvio, fuerte, pongamos la tele

Me respondió desde la ventana.

A punto estuve de decirle que yo la tenía puesta ya. El agente Cooper seguía ganando todo el dinero en máquinas tragaperras cuando volví.


Cuando terminó el capítulo, mientras esperaba las réplicas, me puse a revisar los terremotos que habían afectado a mi vida, los temblores que me habían recorrido, aún montada en un vehículo temporal, la música de Baladamendi.

P.D. En los temblores sólo me acuerdo de las cerrajas. Los salvadoreños estaban divididos en dos bloques férreos, los que recomendaban cerrar las puertas porque los robos eran frecuentes, y los que lo consideraban una locura porque si tienes la llave echada y hay temblor se atora. ¡Qué alivio que las puertas se abran!