viernes, 8 de diciembre de 2017
De vuelta a la ribera.
Los jóvenes son tontos para recordarnos lo tontos que fuimos, el disfrute que nos proporcionaba cualquier obviedad.
Los viejos son obvios ininterrumpidamente, y sin embargo nada desvelan.
Los de mediana edad estamos perplejos entre esas dos insistencias.
P.d, El I-ching recomendó que siguiera a un sabio y me fui con Max Aub a jugar a la gallina ciega.
Nada nos unía salvo el trayecto México-España, pero el espacio, la dirección, acercan. Y las coincidencias también existen.
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