martes, 6 de noviembre de 2012

Unos espárragos y demasiado siglo XIX.











...También es Charles Ephrussi quien compra a Manet un cuadro con un manojo de espárragos por el que el pintor pide ochocientos francos, él le envía mil y el pintor le corresponde días después con otro cuadro con un solo espárrago acompañado de una nota: Parece que éste se soltó del manojo. 


Estaba escribiendo la reseña de "La liebre con ojos de ámbar", un libro muy recomendable cuyo estupendo autor, Edmund de Waal, es de profesión ceramista, pero el párrafo de arriba y los espárragos se me querían venir desde hace un rato aquí.

Ya sé por qué me desmayé ayer, fue una sobredosis decimonónica, consecuencias de la pesada digestión Bovary: ¡Todo lo que se ha escrito sobre esa mujer! y lo que es peor ¡todo lo que me he leído las últimas semanas!¡cómo no va a afectarme!

El desmayo estuvo tres bien. Me dejó relajadísima y extrañada: no recordaba tanta paz. Sentí algo muy raro. Busco cómo describírmelo y me sale una simpleza: fue como venir de un lugar más hondo que el sueño y sin nada, y sin tiempo, en el que estaba muy a gusto. Quizá una petit mort sin connotaciones eróticas pero sí francesas.