lunes, 29 de agosto de 2011

+ Mapas vegetales.

l


Mapas vegetales.

La primera vez que fui a la oficina de Cooperativa Las Minas, en San Salvador, Mauricio, que siempre había vivido en Chalatenango, me dio por teléfono las indicaciones.

-Cuando esté en la plaza libertad verá en una esquina un palo de mango, siga esa calle hasta que se cruce con un condominio llenito de buganvillas, allí usted me tuerce a la derecha y se encontrará con tres árboles de fuego, siga rectito cinco o seis cuadras y dará con una ceiba, desde la ceiba a la derecha, ahí nomasito, estamos nosotros.

A mi me apetece dar así las indicaciones a los que vienen, pero terminarían tan perdidos como yo entonces. Este valle, estoy segura, se desgajó de Centroamérica.

Desde ayer aparcamos los coches entre una guayaba vieja y una papaya joven.

Sonidos

A la caída del sol sonaba la terraza de arriba como si cien personas se hubieran escondido detrás del Tamariz para comer pipas. Eran las semillas, que se contraían con el frío de la sombra.

Justo antes de que empiecen los pájaros, como dando la orden para que se calle la chicharra, se oyen rebaños de ovejas.

Actividades

Martín hace fotos y yo escribo notitas, no hay demasiada diferencia en lo que hacemos. Dejar mojones para la memoria.

La tranquilidad contagiosa de nuestro gentleman: es imprescindible tener el tiempo para trasladar un árbol de fuego a veinte por hora, para que no lo azote el aire.

Gonzalo dijo que teníamos muy buena cara los molineros y pensé que exageraba. Al día siguiente me encontré a Martín con la papaya en una mano y la madreselva en otra y tuve la tentación de buscar un espejo para ver si yo también pongo esa cara de potencialidad.

Cambios de orden

Con cada visita cambian muchos rituales y bastantes objetos de sitio, pero lo que más cambia son las sillas. Cuando alguien mueve una silla tenemos la impresión de que esos días es su silla y la prefiere allí, luego se van las visitas y a las sillas les cuesta un poco volver a la costumbre. Inma ordena cajones, Inge saca los ceniceros a la calle, el rubio saca barcas y motos, Mapi congela garrafas de agua, Wiep incorpora sus comidas espectaculares, Rhut y yo nos curamos las picaduras juntas y por la noche me cuenta historias africanas en francés. Martín trae otro proyector y hasta termino entendiendo una película en inglés subtitulada en holandés. También cambia el horario y el orden de las comidas, grandes cenas temprano, además los holandeses comen la ensalada de postre.

Familias.

La molinera, que se reunió casi al completo, sólo faltó la niña Blanch.

La familia molinera funciona sin fisuras, todos sus miembros tienen masters de convivencia, las reuniones son breves, casi todas las sugerencias durante ocho años han sido aprobadas por unanimidad. Cada cual pone la atención donde le da la gana. Mientras uno apuntala una viga, otro riega una lavanda y otros dos limpian “la porta” y puede ser que el quinto lea tranquilamente en la hamaca sin ninguna culpabilidad, y que las ganas de trabajar le vengan luego.

La Familia de Martín: un prodigio de sincronía. Hablan entre ellos en holandés, estupenda zambullida en un universo gestual.

Gonzalo

Articulamos, bebemos, trabajamos, nos quejamos, nos felicitamos, trabajamos, nos callamos, leemos, comemos rico.

Y hemos plantado dos laureles en una entrada, además de estar cargados de simbologías ahuyentan a las ratas. Y protegen del rayo.


sábado, 13 de agosto de 2011

De las buenas hierbas.


Don diego de día


Ipomea purpurea, manto de la virgen, manto de la mañana, dondiego de día, campanilla, batatilla, bejuco, bejuquillo, quiebraplato, gloria de la mañana, aurora, corregüela, correhuela, catape, correyuela, enredijo y yedra.


Durante ocho años todo eso por aquí ha sido “la campanilla de Martín” y pocas veces hemos bajado el camino hacia Almuñecar sin exclamar “mira, la campanilla de Martín”. Pero José dijo que iba a competir con la parra, y la prohibió. Entonces Mª Jesús y yo pensamos que por qué no pintar la campanilla encima del fregadero, además iba a venir Paloma esos días. Paloma dijo que mejor en cerámica, y José subió un montón de filas de baldosas. Ella necesitaba datos más concretos que “mira la campanilla de Martín” y me volví loca hasta saber que se llamaba Ipomea purpurea.


Ipomea purpurea. No sé cómo, pero se me olvidó, menos mal que el chico del vivero es de esas compañías que necesitaba por aquí, yo siempre tengo agricolaris cerca: dices un latinajo y lo traduce, dices un vulgarismo y lo devuelve en latín. Creo que disfruta con mis pedidos centroamericanos, o peregrinos (tamarindo, glicina, estragón y eneldo) y además tenía un árbol de fuego esperándome.


Le encargue cinco Ipomeas, me consiguió una, luego me puse a buscar en google y recordé a mi madre casi declamando “mira, Don Diego de día”, seguro que le gusta más el sonido que la flor. Y también a Vladimir perorando sobre los bejucos.


Las baldosas blancas esperan flamantes que crezca el dondiego de día para que Paloma venga a pintarlo del natural.


Todos deberíamos darnos tanto tiempo como tienen las plantas.


Ayer abrió las flores por primera vez pero aún no sé su horario. Compras un tiesto y te sale un reloj.


Las Lágrimas de San Lorenzo.


No bajé a cenar. Pero sobre las once me sentí como si fuera al cine, a un concierto o al teatro. Luego me dí cuenta de que había estado leyendo todo el día que había lluvia de estrellas. Salí bien confiada a lo oscuro, pero con semejante luna no se veían.


Entonces llegaron Wiep y Rhut desde Holanda y enseguida montamos una expedición con linterna por los alrededores de la casa que colmó de olores mis deseos. Yo cortaba una matita, ellos la olían, si hacía falta la masticaban, y exclamaban felices su nombre en holandés, en ingles y casi en español. Dijimos: Tomillo, Hierbabuena, Curry, Menta, Limón, Jazmín, Lavanda, Perejil, Salvia, Aloe, Albahaca, Cilantro, Laurel, Santolina, Romero...


Tengo muchas más cosas enterradas que quizá crezcan.


Poder mental


¿Habré sido yo quién ha hecho que se disparen los plomos y se pare la hormigonera?


miércoles, 10 de agosto de 2011

De poderes, de la condición familiar II y de frenos

Observaciones del natural

Quienes quieren tener poder sobre ti, suelen ser los que mejor te conocen, primero hacen que necesites su aprobación: si les ofreces resistencia te darán la mano, y tú, como un cordero, los acompañarás al caos.


Quienes quieren tener poder lo ignoran, e ignoran su propio procedimiento, por eso creen con mucha mayor intensidad en su inocencia que sus víctimas.


El miedo a la exageración

Aún no sé si imaginé en la maleta de mi hermana litros y litros de recuperador de rizo o los trajo.


Ni siquiera sé si sabe o ignora que mi peor terror es el de convertirme en una gorgona.


La Maillard

Estoy leyendo los diarios que escribió cuando tenía mi edad, no hace mucho, y aunque me reconozco en muchas de sus preocupaciones centrales, las veo como si viera un Océano desde una acequia


Hoy es suya sin duda la plegaria del día:


“Volver en mí. Volver al centro después de la impostura, de la invasión, después de tantas palabras que dispersan lo que somos. Volver al centro, donde el silencio describe el hueco e instala las cosas, de nuevo, en la periferia


Sólo ansío poder volver pronto a una escala cósmica entre “la macro física de las constelaciones y la micro física de las hortalizas”, que diría Bruno Schulz.


Soltar lastre


Aunque es una batalla que nunca termina he aprendido muchas técnicas para combatir la negatividad aragonesa, no sé si sirven con las otras.


Pero sé que de tanto ejercitarme me he vuelto más ligera.


Cuesta abajo y sin frenos


Me quedé el mismo día sin frenos reales, bajando estas endemoniadas curvas con tres personas en el coche, y sin frenos verbales, por la noche.


He tardado dos días en descubrir que una cosa provocó la otra y que a mi lengua le hace falta un freno de mano.

martes, 9 de agosto de 2011

Del estres campesino



La corriente


No era el nerviosismo, ni la pereza, ni los insectos lo que me expulsaban de la mesa cada ver que me ponía a escribir. Era un contacto eléctrico. Bastó subir el Pc a una banqueta y casi todo solucionado.

Cuando era pequeña daba la corriente en el armario del baño de mi casa, eran poco los 125 kw pero aún así yo pensaba que me introducían un nerviosismo acumulativo.

Había muchas mitologías en el neolítico tecnológico.

De muy pequeños creíamos que se habían muerto los hombres de la radio cuando se acababan las pilas, y las enterrábamos


Las casas porosas.


Anoche hablé con el rubio del cuidado que hay que tener con los invitados que se traen al molino.

No es lo mismo vivir en un piso con superficies refractarias donde todas las tensiones se eliminan con una bayeta. Aquí las paredes son irregulares y porosas y retienen demasiado bien, para nuestra costumbre, todos los humores.


Horarios


de 11 a 8.30 chicharra

de 8.15 a 10 pájaros

durante toda la noche grillos.

de vez en cuando ranas.


Imagen


Cuando me desperté y encontré a Inma haciendo yoga a la vera de José, mientras él cortaba baldosas con una sierra.

Tan a lo suyo los dos.


Neurosis


O centrifugado.

Vamos a tener vecinos, están arreglando la casa, me pidieron luz y desde entonces no ha dejado de sonar la hormigonera. Lo peligroso no es que un ruido te despierte, lo realmente peligroso es que sea un ruido circular.

¡Con lo fácil que sería desenchufar!

Cuando se han callado, por la tarde, alguien ha puesto la lavadora