Del Bajo Lempa hasta la Ribera del Ebro transcurrieron veintitrés
o veinticuatro años y unos 17.800 kilómetros si tomamos en cuenta también el
trayecto Baeza-Madrid-Zaragoza. Intento buscar la distancia exacta en Google
Maps, pero ¡no tiene ni idea!
Vladimir y yo
cumplimos y ya nos hemos
presentado a nuestros ríos.
Su encuentro con el Ebro fue breve, porque volverá para ver
como se transforman los chopos y el tamarit con los meses. Fue breve pero no
fue baladí, ese poeta agricolari nunca ha sido en vano. Vino hasta aquí para salvar a un cangrejo. Silvi y yo intentamos deducir si aquel bicho casi
deshidratado que había dejado la riada en el camino era un cangrejo español o
americano, y no dimos con el chiste.
¡¡¡Cuánta amistad es necesaria para poder pensar en solitario!!!
Que decía Canetti.