lunes, 14 de septiembre de 2009

Los primeros brotes de otoño




Todo me huele a plumier durante algunos días de septiembre. Qué grato es menguar, encogerse, replegarse la primera tarde gris de mucho aire. Me sentía tan a la intemperie corriendo en bicicleta, aún de tirantes y con el pelo mojado de la piscina, que me ha colmado volver y buscar rabiosamente una chaqueta, es un placer que siempre parece nuevo el placer de abrigarse.

El propósito de este curso va a ser responsabilizarme de las certezas, y el otoño, su invitación a guarecerse, es de las trascendentes.


Imagen de Egon Schiele.