lunes, 31 de marzo de 2014

Pocos le sacaron más partido a la geometría: mi pequeño homenaje a O. Paz.




Yo recuerdo siempre a Octavio Paz como a alguien que me abría la ventana; me descubría conceptos fundamentales y oreaba el ambiente. A lo largo de la vida te vas quedando en sitios de los que nada te puede arrancar: en la caseta de la feria del libro una tarde lluviosa en la que compré “Las ruinas circulares”, en un poema de “Piedra de sol” mientras esperaba que José Marí trajera un té en el interfacultades, en una revelación que provenía de “El laberinto de la soledad”cuando ya era demasiado tarde. También le debo a Paz haber tenido como héroe a Marcel Duchamp a los veinte y pocos. Y los números de la revista “Vuelta” que me mandaba el tío Clemente desde Monterrey: Paz era lo que prefería después de cuarenta años en México y estaba contentísimo de tener una cómplice. Y “La Llama doble” y el Amor Cortés, y Sor Juana.

Pero sobre todo recuerdo muchas veces que Paz habla de un árbol que crece dentro de su habitación. No encuentro el texto, ni encuentro las ruinas circulares, estará allí, pero esa imagen me persigue. 

Habrá que elegir un poema:


Más allá del amor

Todo nos amenaza:
el tiempo, que en vivientes fragmentos divide
al que fui
del que seré,
como el machete a la culebra;
la conciencia, la transparencia traspasada,
la mirada ciega de mirarse mirar;
las palabras, guantes grises, polvo mental sobre la yerba,
el agua, la piel;
nuestros nombres, que entre tú y yo se levantan,
murallas de vacío que ninguna trompeta derrumba.

Ni el sueño y su pueblo de imágenes rotas,
ni el delirio y su espuma profética,
ni el amor con sus dientes y uñas nos bastan.
Más allá de nosotros,
en las fronteras del ser y el estar,
una vida más vida nos reclama.

Afuera la noche respira, se extiende,
llena de grandes hojas calientes,
de espejos que combaten:
frutos, garras, ojos, follajes,
espaldas que relucen,
cuerpos que se abren paso entre otros cuerpos.

Tiéndete aquí a la orilla de tanta espuma,
de tanta vida que se ignora y se entrega:
tú también perteneces a la noche.
Extiéndete, blancura que respira,
late, oh estrella repartida,
copa,
pan que inclinas la balanza del lado de la aurora,
pausa de sangre entre este tiempo y otro sin medida.




domingo, 30 de marzo de 2014

Abdellatif Laâbi y Angèle Etoundi Essamba

 

 

  Angèle Etoundi Essamba

 

LOS INVITADOS

Mi mesa está servida pero los invi­ta­dos se han retrasado.
¿Olvi­daron mi invitación, perdieron la direc­ción mien­tras venían? ¿Qué mal pudo ocurrirles?
Espero desde hace horas, “con la oreja pegada a la puerta”. Tam­poco sé cuán­tos serán, si usarán ropa de invierno o de ver­ano, en qué lengua me salu­darán al entrar.
Mi mesa está servida. Esper­aré el tiempo que haga y el que no haga falta. Y si fuera víc­tima de una ilusión, insi­s­tiría. Inven­taría amis­tades extrañas, de caras fran­cas y fáciles de leer como libros para niños, con voces de acen­tos deli­ciosos y bocas pequeñas que com­par­tirían hasta un grano de cuscús.
Mi mesa está servida. La preparé con todos mis conocimien­tos, con amor. La música me ayuda a sopor­tar la espera. Con­mueve mis guisa­dos, hace bril­lar mis aceitu­nas, lib­era los per­fumes de mis especias.
Por fin, oigo ruido de pisadas. Me levanto para abrir. Pero la puerta vuela en peda­zos. ¿Están allí mis invi­ta­dos? Irrumpen unos hom­bres sin ros­tro, arma en mano. No me tienen consideraciones.
Le dis­paran a la mesa hasta reducirla a polvo y se reti­ran sin decir pal­abra. La música termina.
Después de todo, no me queda más que recoger y preparar una nueva comida.

Abdellatif Laâbi 

sábado, 29 de marzo de 2014

Hallazgo.



Se llama Orchis Itálica.

viernes, 28 de marzo de 2014

De vecinos, diversidad y pensamiento colectivo.







Anoche se le escaparon mis vecinos gemelos a su madre y se colaron en mi casa, tienen seis o siete años y nunca habían estado. Estuvieron correteando por cada rincón con los ojos como platos, se colaban en las habitaciones y al salir decían: ¡ala!. Las casas de los vecinos, que generalmente pertenecen a la misma época que sus dueños, son los mundos trascendentes en la infancia. ¡Qué hubiera sido de mí sin las casas de los vecinos y en un época en que las casas eran todas diferentes! Me hubiera perdido la alfombra del salón de Lourdes, que era un mapa mundi grandísimo por el que reptábamos de Sudán a Marruecos o bajábamos desde Honduras hasta Tierra de Fuego. Me hubiera perdido el columpio del patio de Pilar, que apenas cabía a lo ancho, no habría visto un patio tan largo y tan estrecho en movimiento nunca y me faltaría una cicatriz en la frente. Y ya de adolescente no hubiera podido llevar a mis amigos al salón de casa de la tía Emma, que era la vecina de abajo y tenía libros y un tocadiscos.

Pienso con lo que leo y estoy leyendo un libro que sabía que no me defraudaría. Se titula “El naufragio del hombre” y lo firman Santiago Alba Rico y Carlos Fernández Liria. Se puede descargar en la red. Hay gente a la que todavía no has conocido pero sabes que vas a conocer porque son amigos de amigos y están en eso estupendo que está pasado en medio de tanto infortunio, hay inteligencia colectiva y muchas ideas simultáneas demuestran que estamos pensando juntos.

La foto es del molinillo de mi casa, que dice mi tía que cumple 52 años este mes, como el café llega molido lo uso para las especias.


miércoles, 26 de marzo de 2014

Casi notas






La única manera de parecer alegre es callarse cuando se está triste. El único procedimiento que conozco para recuperar la alegría es fingirla e insistir en el silencio hasta que se te olvide la mufa.

Mentiría si dijera que no piso los supermercados por solidaridad con los pequeños tenderos, que también. El primer motivo para preferir las tiendas es que sólo tienen una marca de cada cosa. Hay una crueldad refinada en ponernos cuarenta marcas de arroz delante y hacernos creer que estamos eligiendo.
(tener en cuenta los parecidos con Fb)


El próximo que hable mal de la soledad delante de mí me va a oír. ¡Venga ya! tanto presumir de propiedades y propietarios.



90 euros vale una bombona de butano como estas en Kivu, tómese en cuenta antes de decir alguna gilipollez sobre la pobreza en África.


Unas tapitas de obviedad para terminar la conversación con la niña:

-El que no mejora empeora
-Y el no se acerca se aleja
-Y el que no se aclara se ofusca
-Y todos envejecemos.
-Pues venga.




domingo, 23 de marzo de 2014

Antjie Krog y Victor Ekpuk




 Victor Ekpuk (Nigeria)


DESDE QUE NOSOTROS

desde que empezamos a andar
por este camino los lirios
florecieron del todo los globos oculares
quietos y abandonados
de los azul claros las afelpadas
paletas dobladas de la fila púrpura desde

que empezamos a andar por este camino
la hierba ahora jadeaba semillas
los ranúnculos han dejado caer
sus hojas como uñas cortadas
la bata de baño de la camelia
entre los cedros se secó y cayó

de las ramas desde que empezamos
a andar por este camino las duras
colas de caballo de las glicinas
se desprestigiaron la caída de agua
de las banksias terminó su salto mortal desde

que empezamos a andar por este camino
volvieron las golondrinas y podemos
oler el jazmín desde su
yugular la nieve
de las montañas se derritió
desde que empezamos un hombre cayó

hacia atrás en todo este aire
que respiramos es el aire

de todo este mundo el cielo
abrumado en escritos sobre
el dolor al atardecer nos volvemos
oscuros de habla al traducir

la desintegración nuestros
talones huelen a algo mortal pero
dios qué fuertes se han vuelto nuestros
muslos desde que empezamos a andar
por este camino qué feroz qué salvaje
nuestra filigrana al batir de terror el corazón

 Antjie Krog (Sudáfrica)

sábado, 22 de marzo de 2014

Otras formas de lucha, quizá.




 

Acabo de retirarles la palabra a todos los militantes, votantes y simpatizantes del PP que conozco con una nota en Fb. Puede ser que hasta pierda a gente a la que quiero, así que no he tomado la decisión a la ligera, pero las cosas han ido muy lejos y yo quiero ser ética. Por lo tanto no puedo seguir teniendo conversaciones en las que mi interlocutor repite lo que ha dicho un tertuliano y me utiliza para reafirmar sus vaguedades, no quiero contribuir a que se sienta justificado, simpático e inocente quien está siendo cómplice de este gran saqueo a los ciudadanos, no puedo tomarme un café con alguien que vota y defiende a quienes asesinan africanos, a los mediocres que quieren convertirnos a todos en esclavos, sintetizando, no puedo sonreír a quienes bendicen la producción sistemática de impotencia y dolor.

Nos lo tomaremos con tranquilidad, vosotros hacéis como que no me habéis visto, que yo seguro que no os veo.

No hay guera-civilismo en mi postura. Invitar a la reflexión quisiera.


viernes, 21 de marzo de 2014

Viaje entre chaparrones hasta la semilla y la paja.



Cuando cuento las semillas...

Cuando cuento las semillas
sembradas allá abajo
para florecer así, lado a lado;

cuando examino a la gente
que tan bajo yace
para llegar tan alto;

cuando creo que el jardín
que no verán los mortales
siega el azar sus capullos
y sortea a esta abeja,
puedo prescindir del verano, sin queja.

Emily Dickinson
Versión de Silvina Ocampo


P.D. Hoy hace un septenio que empezó este blog y lo he celebrado haciendo memoria mientras extendía toda esa paja. La paja viene detrás del agua, del aire, de la tierra y del fuego, es el quinto elemento, y un transporte velóz.

miércoles, 19 de marzo de 2014

La dolorosa herencia




 Carlos Rubio Recio 

 
Entiendo que no me crea, a mí también me resultó extraño, tardé mucho en hacerme a la idea de que tendríamos que tirarlo todo. La tarde que pasé leyendo en la mecedora de la abuela tuve unos dolores de espalda espantosos, como si me serrucharan las costillas, pero no empece a sospechar lo que ocurría hasta que una noche, hace un par de semanas, por capricho, dormí en la habitación de la tía Margarita y, nada más acostarme, empezaron aquellos calambres en las piernas de los que ella tanto se quejaba. A la mañana siguiente, muerta de curiosidad y con las piernas aún flojas, volví a sentarme en la hamaca, y en la silla de la cocina, que produce dolor de tripa, y en la cama de mamá, que tiene migraña. Es largo el inventario,ya lo tengo casi terminado. Pero lo peor no ha sucedido hasta esta mañana, cuando me he tumbado en el sofá he sentido un pinchazo muy agudo y esa presión típica en el pecho, dolor en el brazo izquierdo y  sequedad en la boca. Me he podido levantar de milagro. ¡No era suficiente que todos los muebles que hemos heredado estén llenos de dolores, también nos han dejado un sofá con un ataque cardíaco dentro!

Y si mi hermana no empieza a creerme y sigue fingiendo, balanceándose con esa sonrisa y diciendo que estoy loca, soy capaz de no decirle nada cuando se vaya a dormir la siesta.

martes, 18 de marzo de 2014

Reencuentro con mi abuelo Lezama.




 Vilhelm Hammershøi




La luz es el primer animal visible de lo invisible

José Lezama Lima

domingo, 16 de marzo de 2014

J.D. Okhai Ojeikere y Amina Saïd


 J.D. Okhai Ojeikere.





yo comienzo y me recomienzo
entre el infinito de las metamorfosis
entre el calendario inagotable del tiempo
yo accedo a tu séptimo día

Amina Saïd 
 (+sobre Amina Saïd)


P.D. La niña se cuenta unas juergas tremendas con sus compañeras africanas. Se rien juntas de la imposibilidad de entenderse. A ellas les parece una desdichada esa chica con esos pelos de hambre, y siempre los mismos. La Blanch disfruta boquiabierta de las continuas metamorfosis: la que la semana anterior era rubia y llevaba el pelo corto y liso, hoy es pelirroja y lleva una melena rizada, pero no durará porque está ahorrando para cambiarse esos pelos y, el mes que viene, va a ser morena,  ya ha elegido un moño de trenzas muy alto.

sábado, 15 de marzo de 2014

y como la fresa respira hilando su cristal



¿De qué me iba a acordar sino mientras plantábamos una lezamiana espiral de fresas esta mañana?
¿Qué otro poema me iba a venir a rescatar después de una semana de tantas intensidades?

Muerte de Narciso

Dánae teje el tiempo dorado por el Nilo,
envolviendo los labios que pasaban
entre labios y vuelos desligados.
La mano o el labio o el pájaro nevaban.
Era el círculo en nieve que se abría.
Mano era sin sangre la seda que borraba
la perfección que muere de rodillas
y en su celo se esconde y se divierte.

Vertical desde el mármol no miraba
la frente que se abría en loto húmedo.
En chillido sin fin se abría la floresta
al airado redoble en flecha y muerte.
¿No se apresura tal vez su fría mirada
sobre la garza real y el frío tan débil
del poniente, grito que ayuda la fuga
del dormir, llama fría y lengua alfilereada?

Rostro absoluto, firmeza metida del espejo.
El espejo se olvida del sonido y de la noche
y su puerta al cambiante pontífice entreabre.
Máscara y río, grifo de los sueños.
Frío muerto y cabellera desterrada del aire
que crea, del aire que le miente son
de vida arrastrada a la nube y a la abierta
boca negada en sangre que se mueve.

Ascendiendo en el pecho solo blanda,
olvidada por un aliento que olvida y desentraña.
Olvidado papel, fresco agujero al corazón
saltante se apresura y la sonrisa al caracol.
La mano que por el aire íneas impulsaba,
seca, sonrisas caminando por la nieve.
Ahora llevaba el oído al caracol, el caracol
enterrando firme oído en la seda del estanque.

Granizados toronjiles y ríos de velamen congelados,
aguardan la señal de una mustia hoja de oro,
alzada en espiral, sobre el otoño de aguas tan hirvientes.
Dócil rubí queda suspirando en su fuga ya ascendiendo.
Ya el otoño recorre las islas no cuidadas, guarnecidas.
El río en la suma de sus ojos anunciaba
lo que pesa la luna en sus espaldas y el aliento que en
    halo convertía.

Antorchas como peces, flaco garzón trabaja noche y cielo,
arco y castillo y serpientes encendidos, carámbano y lebrel.
Pluma morada, no mojada, pez mirándome, sepulcro.
Ecuestres faisanes ya no advierten mano sin eco, pulso
    desdoblado:
los dedos en inmóvil calendario y el hastío en su trono
    cejijunto.
Lenta se forma ola en la marmórea cavidad que mira
por espaldas que nunca me preguntan, en veneno
que nunca se pervierte y en su escudo ni potros ni
    faisanes.

Como se derrama la ausencia en la flecha que se aísla
y como la fresa respira hilando su cristal,
así el otoño en que su labio muere, así el granizo
en blando espejo destroza la mirada que le ciñe,
que le miente la pluma por los labios, laberinto y halago
le recorre junto a la fuente que humedece el sueño.
La ausencia, el espejo ya en el cabello que en la playa
extiende y al aislado cabello pregunta y se divierte.

Fronda leve vierte la ascensión que asume.
¿No es la curva corintia traición de confitados mirabeles,
que el espejo reúne o navega, ciego desterrado?
¿Ya se siente temblar el pájaro en mano terrenal?
Ya sólo cae el pájaro, la mano que la cárcel mueve,
los dioses hundidos entre la piedra, el carbunclo
    y la doncella.
Si la ausencia pregunta con la nieve desmayada,
forma en la pluma, no círculos que la pulpa abandona
    sumergida.

Triste recorre —curva ceñida en ceniciento airón—
el espacio que manos desalojan, timbre ausente
y avivado azafrán, tiernos redobles sus extremos.
Convocados se agitan los durmientes, fruncen las olas
batiendo en torno de ajedrez dormido, su insepulta tiara.
Su insepulta madera blanda el frío pico del hirviente cisne.
Reluce muelle: falsos diamantes; pluma cambiante: terso
    atlas.
Verdes chillidos: juegan las olas, blanda muerte el
    relámpago en sus venas.

Ahogadas cintas mudo el labio las ofrece.
Orientales cestillos cuelan agua de luna.
Los más dormidos son los que más se apresuran,
se entierran, pluma en el grito, silbo enmascarado, entre
    frentes y garfios.
Estirado mármol como un río que recurva o aprisiona
los labios destrozados, pero los ciegos no oscilan.
Espirales de heroicos tenores caen en el pecho de una
    paloma
y allí se agitan hasta relucir como flechas en su abrigo de
    noche.

Una flecha destaca, una espalda se ausenta.
Relámpago es violeta sin alfiler en la nieve y terco rostro.
Tierra húmeda ascendiendo hasta el rostro, flecha cerrada.
Polvos de luna y húmeda tierra, el perfil desgajado en la
    nube que es espejo.
Frescas las valvas de la noche y el límite airado de las
    conchas
en su cárcel sin sed se destacan los brazos,
no preguntan corales en estrías de abejas y en secretos
confusos despiertan recordando curvos brazos y engaste
    de la frente.

Desde ayer las preguntas se divierten o se cierran
al impulso de frutos polvorosos o de islas donde
     acampan
los tesoros que la rabia esparce, adula o reconviene.
Los donceles trabajan en las nueces y el surtidor de
     frente a su sonido
en la llama fabrica sus raíces y su mansión de gritos
     soterrados.
Si se aleja, recta abeja, el espejo destroza el río
     mudo.
Si se hunde, media sirena al fuego, las hilachas que
     surcan el invierno
tejen blanco cuerpo en preguntas de estatua
     polvorienta.

Cuerpo del sonido el enjambre que mudos pinos claman,
despertando el oleaje en lisas llamaradas y vuelos
    sosegados,
guiados por la paloma que sin ojos chilla,
que sin clavel la frente espejo es de ondas, no recuerdos.
Van reuniendo en ojos, hilando en el clavel no siempre
    ardido
el abismo de nieve alquitarada o gimiendo en el cielo
    apuntalado.
Los corceles si nieve o si cobre guiados por miradas
    la súplica
destilan o más firmes recurvan a la madurez primera
    ya sin cielo.

La nieve que los sistros no penetra, arguye
en hojas, recta destroza vidrio en el oído,
nidos blancos, en su centro ya encienden tibios los corales,
huidos los donceles en sus ciervos de hastío, en sus
    bosques rosados.
Convierten si coral y doncel rizo las voces, nieve
    los caminos,
donde el cuerpo sonoro se mece con los pinos, delgado
    cabecea.
Mas esforzado pino, ya columna de humo tan aguado
que canario es su aguja y surtidor en viento desrizado.

Narciso, Narciso. Las astas del ciervo asesinado
son peces, son llamas, son flautas; son dedos
    mordisqueados.
Narciso, Narciso. Los cabellos guiando florentinos reptan
    perfiles,
labios sus rutas, llamas tristes las olas mordiendo sus
    caderas.
Pez del frío verde el aire en el espejo sin estrías, racimo de
    palomas
ocultas en la garganta muerta: hija de la flecha y
    de los cisnes.
Garza divaga, concha en la ola, nube en el desgaire,
espuma colgaba de los ojos, gota marmórea y dulce plinto
    no ofreciendo.

Chillidos frutados en la nieve, el secreto en geranio
     convertido.
La blancura seda es ascendiendo en labio derramada,
abre el olvido en las islas, espadas y pestañas vienen
a entregar el sueño, a rendir espejo en litoral de
tierra y roca impura.
Húmedos labios no en la concha que busca recto hilo,
esclavos del perfil y del velamen secos el aire
     muerden
al tornasol que cambia su sonido en rubio tornasol
     de cal salada,
busca en lo rubio espejo de la muerte, concha del
     sonido.
Si atraviesa el espejo hierven las aguas que agitan el
     oído.
Si se sienta en su borde o en su frente el centurión
    pulsa en su costado.
Si declama penetran en la mirada y se fruncen las
    letras en el sueño.
Ola de aire envuelve secreto albino, piel arponeada,
que coloreado espejo sombra es del recuerdo y
    minuto del silencio.
Ya traspasa blancura recto sinfín en llamas secas y
    hojas lloviznadas.
Chorro de abejas increadas muerden la estela,
    pídenle el costado.
Así el espejo averiguó callado, así Narciso en
    pleamar fugó sin alas.


José Lezama Lima

jueves, 13 de marzo de 2014

Preparando un funeral.




Cuando pensemos en Marino sólo se nos va a ocurrir una palabra, bueno. Marino era bueno porque no soportaba el dolor ajeno. Él sentía que los pobres, los solos,  los despreciados, eran su responsabilidad. Todos sabemos que no podía dormir si se había encontrado con alguien que no tenía donde y se lo llevaba  a la tienda, o a casa de la abuela, enfrentándose a mil broncas. Ahora se oye mucho la palabra empático, que significa ponerse en el lugar del otro, pero lo de Marino era mucho más. No soportar el dolor ajeno es la mayor altura humana y ética que se puede conseguir, y en eso ha sido un ejemplo.

Pero además de la palabra bueno recordaremos a Marino por las flores, por la tienda, por el loro, por el super ocho,  por los extranjeros, por Italia, por la gorra y esa elegancia, porque fue  el primero que trajo una tele a este pueblo para ver el alunizaje, porque nos consiguió a una tía estupenda, Marisa, por aquella vez que se le ocurrió guardar un millón de pesetas en el tambor de la lavadora sin decirle nada, eso nos tuvo a todos unos días reconstruyendo la numeración de los billetes, y fue el dinero mejor invertido, porque nos enseñó, aún más, que no vale tanto. Por  su adoración a Mirian (la palabra que más dijo a lo largo de su vida fue Miriam), a Sandra, a Manolo, a Alejandro y Tomás, sus nietos, a sus hermanos, a sus sobrinos. Lo recordaremos por su afán de contar historias, en otro entorno hubiese sido un estupendo novelista. Y por su adoración a sus hermanas, a Carmen, a Aurora, a Arsenia y a Emma, sin las que Marino no era nada. Aunque a sus hermanos no los quería menos y los últimos días le dijo a José y a Manolo que se iba con Teodoro.Tambíen por su capacidad para generar historias. En nuestra familia existe un género literario en el que los relatos empiezan diciendo:

Sabes lo que le ha pasado al tío Marino.

Porque se sentía orgulloso  de nosotros, como yo, de la unión de esta familia. Como me decía Olga esta mañana, el tío aún nos unía más. Y lo estamos llorando a mares, pero todos y juntos. 

Vamos a soñar que nos está viendo desde algún agujero mientras se toma un Amareto con Luis y con Carmen. Sabemos exactamente que música escucharían. (y entonces sonó La Bambola)

 P.D. La foto es del 12 de agosto de 1963 y están Marino, Arse, Emma y Pedro Ángel y la tele.

miércoles, 12 de marzo de 2014

La música que sonará en el funeral de Marino



)

Sólo tenemos una católica en la familia, pero Olga lo ha conseguido, aunque acaban de echar a un cura estupendo para poner a uno que ojalá no sea intransigente, y estaba dura la batalla, mañana sonará La Bambola en la iglesia. 

P. d Mientras suena todos estaremos soñando lo mismo tío, que te estás tomando un Amareto con Carmen Pinilla y con Luis Picapeo... también debe estar en la timba Franco, ese sastre italiano tan guapo.

Nosotros nos vamos a quedar sedita
te estamos llorando tanto.




domingo, 9 de marzo de 2014

Dominical cambio de ruta. Del Popol Vuh a las semillas de copinol.






Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la obscuridad, en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues, consultando entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento.

Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre (...)

Entonces vinieron juntos Tepeu y Gucumatz; entonces conferenciaron sobre la vida y la claridad, cómo se hará para que aclare y amanezca, quién será el que produzca el alimento y el sustento(...)

Luego la tierra fue creada por ellos. Así fue en verdad como se hizo la creación de la tierra: -- ¡Tierra! -- dijeron, y al instante fue hecha(...)

Y dijeron los Progenitores: --¿Sólo silencio e inmovilidad habrá bajo los árboles y los bejucos? Conviene que en lo sucesivo haya quien los guarde.

Así dijeron cuando meditaron y hablaron en seguida. Al punto fueron creados los venados y las aves. En seguida les repartieron sus moradas a los venados y a las aves (...)

-- Hablad, gritad, gorjead, llamad, hablad cada uno según vuestra especie, según la variedad de cada uno -- . Así les fue dicho a los venados, los pájaros, leones, tigres y serpientes(...)

Pero no se pudo conseguir que hablaran como los hombres; sólo chillaban, cacareaban y gramaban; no se manifestó la forma de su lenguaje, y cada uno gritaba de manera diferente(...)

Popol Vuh

P.d. Aunque decidí pasar todos los domingos por la mañana en África hoy no puedo. Estoy de Chalatenango a la desembocadura del Lempa, de Mejicanos a Acajutla, de Ayutuxtepeque a la isla de Tasajera. Es un día importante en El Salvador. Lo de la foto son semillas de copinol de La Palma, todas nuestras casas están llenas de esos dibujitos que, dicen los maledicentes, son de origen catalán. Supongo que es verdad, pero se les termina cogiendo cariño, y además en La Palma creo que los artesanos viven bien, a pesar  de que la multiplicación infitina de las mismas imágenes debe producir otra toxicidad. 



viernes, 7 de marzo de 2014

Ay, la alegría, qué rica




"La retórica de Marcos combina el realismo mágico, la teología de la liberación, las leyendas del Popol-Vuh, la vulgata sociológica y la ironía desmitificadora. Su triunfo es un triunfo del lenguaje”

Octavio Paz

miércoles, 5 de marzo de 2014

Hojas y más hojas



Mi amiga de la infancia se llamaba Mercedes y por las tardes íbamos a por la leche a dos sitios que estaban de punta a punta. Como estábamos decididas a acompañarnos todos los días intentamos que su madre o la mía cambiaran de vaquería, pero esas cosas eran entonces muy delicadas, cada cuadra tenía su parroquia y cada parroquiana sus motivos. Así que íbamos todas las tardes de casa de Tere a casa de Santas y contribuíamos a mantener estable el ecosistema lácteo del pueblo.




Mercedes y yo compartíamos una pasión: las hojas. Durante dos o tres años estuvimos haciendo  un herbario en su casa, después de salir de la escuela. Sólo puedo recordarnos hablando del Planeta de los Simios. De la terquedad de la memoria seguro que aún no hablábamos. De eso no se sabe casi nada a los nueve, a los diez, a los once o a los doce. Pero ¿de qué más hablaríamos?




Cuando empezamos el herbario volvíamos a casa con ejemplares valiosísimos,  pero pronto se empezaron a repetir, entonces decidimos incluir también las hojas repes, no hay dos hojas iguales. 

El año pasado,  paseando entre las lecherías me dije: Martita, deberías hacer otro herbario. 



Et voila. En mi habitación se ha instalado un otoño permanente. Por la mañana hay que recolocar las hojas que se han caído con el aire de la colcha, así que van cambiando de lugar; se van alejando, acercando y reagrupando. A veces práctico con ellas cierto animismo de los ratos libres y me sugieren historias.  Son frecuentes en casa las quejas por el robo de alfileres.


Hace años que Gonzalo intentaba convencerme de las posibidades de instagram, hoy me he puesto a enredar porque me ha regalado mi padre otro teléfono y le voy a dar la razón, idealiza hasta el gotelé esa vaina. A lo mejor incluyo lo de hacer fotos en mis nuevas rutinas.





domingo, 2 de marzo de 2014

Tingatinga Sayuki y Lenrie Peters



Tingatinga Sayuki



HEMOS LLEGADO AL HOGAR

Hemos llegado al hogar
Desde la guerra sin sangre
Con el corazón abatido,
Nuestras botas llenas de orgullo
De la verdadera matanza del alma,
Y nos hemos preguntado
“¿Cuánto cuesta
ser querido y después abandonado?”

Hemos llegado al hogar
Y traído la promesa
Escrita en colores de arco iris
A través del cielo – para enterrar,
Pero no es el momento
De colocar coronas
Por los crímenes de ayer.
La noche amenaza,
El tiempo se disuelve,

Y nada conocemos
Del mañana.
Los tambores borboteantes
A la estrella hacen eco.
El bosque aúlla
Y entre los árboles
El oscuro sol aparece.
Hemos llegado al hogar
Cuando vacila la aurora
Cantando canciones de otras tierras,
La Marcha Fúnebre
Que nos viola los oídos,
Sabiendo que toda nuestra tradición y nuestras lágrimas
Se juegan al cara o cruz de una moneda.

Hemos llegado al hogar
Al pie de las verdes colinas
A beber el grito cálido
Y suave del canto de los pájaros.
A las playas ardientes
Donde los botes salen al mar
A desgranar la cosecha del océano
Y las tenaces gaviotas se hunden
Y deslizan volcando besos sobre las olas.
Hemos llegado al hogar
Donde a través del relámpago
Y la lluvia atronadora,
La peste, la sequía,
El espíritu empapado
Se demora en el camino arenoso
Sosteniendo los torturados restos
De la carne,
Ese espíritu que no pide
Al mundo favor alguno
Sino la dignidad.

Lenrie Peters


P.D. Entre mis nuevas rutinas he incluido fugarme yo también un poco a África, a partir de ahora dedicaré todos los domingos por la mañana (como mínimo)  a atender el arte de los africanos, esos grandes desconocidos.  Podía ser buena idea distribuir los días de la semana entre los continentes y en los dos que sobran volver al limbo.

sábado, 1 de marzo de 2014

Batida de alas y posterior planeo de un ave terrestre de gran tamaño





Estoy haciendo planes de futuro a corto, medio y largo plazo,  como me enseñó mi pequeño comandante. Ya sé que me saldrán paternostes, pero no pierdo nada. 

En otoño empezaré a ir a clase de cerámica. Siempre he tenido ganas. Y también siempre he sabido que lo haría. Que llegaría el momento. Además imagino un horno en el molino, David Gómez Blaya me ayudará.  No creo que me convierta en una artista con estas manos como adobas, pero podré hacer tinajas y macetas y platos. Necesitaremos un horno enorme si voy a hacer tinajas.  Pondremos la rueda de alfarero en la puerta de mi habitación, cuando exista, la puerta, la que se abrirá al campo. Entonces ya habrá crecido el emparrado de glicina y habrá una fuente y muchas calas en ese rincón que queda de la almazara.

Luego me he ido de una a otra porque estaba empezando a romper ciclos, no es que sea inconstante pero no me colma decir "eso lo hago siempre, desde hace treinta años", así que he borrado el congreso de periodismo digital este año, y por eso me he acordado de cuando Edita estaba en el ciclo, y también del día que conocí a Benito, que ha venido evocado por uno de sus poemas y el barro.

Mientras inauguraba Gonzalo el Me cago en tu puta madre, menos mal que la gente ha olvidado ese poema porque llegue a temer que redujeran a Gonzalo como redujeron a Tania al Ñatazo. Bueno, pues mientras Gonzalo fulminaba la sala con rayos y centellas, estaba yo tomando un gin-tonic con Benito, a quién había conocido gracias a Enrique Mercado aquella tarde. Benito del Pliego, que tenía Fábula y más cosas en hojas sueltas, me regaló un poema, el que saliera, corría el 2007 y salió este :

Inútil evitarse. No hay nada bajo el cielo, ni sobre el cielo tampoco; nada que no haya yo trazado.
No digo que lo contenga todo, ni que pueda hacer surgir de la nada las cosas con el célebre “abracadabra!”. Soy lo que tienes frente a ti. No como el cristal que se interpone entre tu vista y la calle; como el barro que transforma la mano que lo estrangula; ¿lo entiendes?. Te pienso, y a través de ti, yo mismo resulto comprensible.

Supongo que lo de acariciar el barro será tan placentero como comer fresas con rúcula en el huerto, es  irle poniendo habitaciones a la vida. En cuanto a esa noche, que recuerdo entera, está entre las que prefiero recordar.