lunes, 26 de septiembre de 2016

La banda sonora





 Carlos me puso ayer al corriente de cómo se van organizando nuestras nostalgias.

"Es que tenemos tres himnos. 1. Los espíritus: La crecida/Esta lleva el nombre de la Morada.2. A banda mais bonita do ciudade/Esa es el segundo himno y lleva tu nombre.3.La Fourcade: Hasta la raíz y lleva el nombre de Alisson y Alessandro"












Seguro que Gregorio pone a Bowie luego, y Juan a los Aguas Aguas...

domingo, 25 de septiembre de 2016

Asombro del tiempo



 ASOMBRO DEL TIEMPO

(Estela para la muerte de mi madre Josefina Fuentes de Aridjis) 

Ella lo dijo: Todo sucede en sábado:
el nacimiento, la muerte,
la boda en el aire de los hijos.
Tu piel, mi piel llegó en sábado.
Somos los dos la aurora, la sombra de ese día.

Ella lo dijo: Si tu padre muere,
yo también voy a morir.
Sólo es cosa de sábados.
Cualquier mañana los pájaros
que amé y cuidé van a venir por mí.

Ella estuvo conmigo. En mi comienzo.
Yo estuve con ella cuando murió, cuando nació.
Se cerró el círculo. Y no sé
cuándo nació ella, cuándo morí yo.
El rayo umbilical nos dio la vuelta.

Sobre la ciudad de cemento se alza el día.
Abajo queda el asombro del tiempo.
Has cerrado los ojos, en mí los has abierto.
Tu cara, madre, es toda tu cara, hoy que dejas la vida.
La muerte, que conocía de nombre, la conozco en tu cuerpo.

Dondequiera que voy me encuentro con tu rostro.
Al hablar, al moverme, estoy contigo.
El camino de tu vida tiene muchos cuerpos míos.
Juntos, madre, estaremos lejanos.
Nos separó la luna del espejo.

Mis recuerdos se enredan con los tuyos.
Tumbados para siempre, ya nada los tumba.
Nada los hace ni deshace.
Palpando tu calor, ya calo tu frío.
Mi memoria es de piedra.

Hablo a solas y hace mucho silencio.
Te doy la espalda pero te estoy mirando.
Las palabras me llevan de ti a mí y de mí a ti
y no puedo pararlas. Esto es poesía, dicen,
pero es también la muerte.

Yo labro con palabras tu estela.
Escribo mi amor con tinta.
Tú me diste la voz, yo sólo la abro al viento.
Tú duermes y yo sueño. Sueño que estás allí,
detrás de las palabras.

Te veo darme dinero para libros,
pero también comida.
Porque en este mundo, dicen,
son hermosos los versos,
pero también los frutos.

Un hombre camina por la calle.
Una mujer viene. Una niña se va.
Sombras y ruidos que te cercan
sin que tú los oigas, como si sucedieran
en otro mundo, el nuestro.
Te curan de la muerte y no te salvan de ella.
Se ha metido en tu carne y no pueden sacarla,
sin matarte. Pero tú te levantas, muerta,
por encima de ti y me miras desde el pasado mío,
intacta.

Ventana grande que deja entrar a tu cuarto la ciudad de cemento.
Ventana grande del día que permite que el sol se asome a tu cama.
Y tú, entre tanto calor, tú sola tienes frío.

Así como se hacen años se hace muerte.
Y cada día nos hacemos fantasmas de nosotros.
Hasta que una tarde, hoy, todo se nos deshace
y viendo los caminos que hemos hecho
somos nuestros desechos.

Sentado junto a ti, veo más lejos tu cuerpo.
Acariciándote el brazo, siento más tu distancia.
Todo el tiempo te miro y no te alcanzo.
Para llegar a ti hay que volar abismos.
Inmóvil te veo partir, aquí me quedo.

El corredor por el que ando atraviesa paredes,
pasa puertas, pasa pisos,
llega al fondo de la tierra,
donde me encuentro, vivo,
en el comienzo de mí mismo en ti.

Números en cada puerta y tu ser pierde los años.
Tu cuerpo en esa cama ya sin calendarios.
Quedarás fija en una edad, así pasen los siglos.
Domingo 7 de septiembre, a las tres de la tarde.
Un día de más, unos minutos menos.

En tu muerte has rejuvenecido,
has vuelto a tu rostro más antiguo.
El tiempo ha andado hacia atrás
para encontrarte joven. No es cierto
que te vayas, nunca he hablado tanto contigo.

Uno tras otro van los muertos, bultos blancos,
en el día claro.
Por el camino vienen vestidos de verde.
Pasan delante de mí y me atraviesan. Yo les hablo.
Tú te vuelves.

Pasos apesadumbrados de hombres
que van a la ceremonia de la muerte,
pisando sin pisar las piedras
de las calles de Contepec,
con tu caja al cementerio.

Tú lo dijiste un día:
todo sucede en sábado:
la muerte, el nacimiento.
Sobre tu cuerpo, madre, el tiempo se recuerda.
Mi memoria es de piedra.

Homero Aridjis.

jueves, 22 de septiembre de 2016

De las tinturas






Estuve barnizando y me pareció otra gran metáfora de la escritura. Barnizar es ilunimar la veta.Peinar los brochazos hasta que no se noten.

También me han preocupado mucho los insectos este verano.Hace unos meses, en Teotihuapan, me explicaron que los mayas sacaban el rojo de la cochinilla   Hay que tener cuidado con lo que te sobresalta,  al microcosmos  le basta la atención : en el molino me he encontrado con una plaga de cochinilla.¡Tantos años viva y sin noticia de esas danzas! Iluminadas por la linterna los millones de moscas blancas eclipsan a las estrellas, además tienen la sangre tan roja que parece que ha habido un asesinato cuando pasas la bayeta. Su ejército ya ha matado todas las chumberas del valle.

Los cambios de espacio revuelven los tiempos.

martes, 20 de septiembre de 2016

domingo, 11 de septiembre de 2016

La aguja del instantero




 La aguja del instantero
recorrerá su cuadrante,
todo cabrá en un instante
del espacio verdadero
que, ancho, profundo y señero,
será elástico a tu paso
de modo que el tiempo cierto
prolongará nuestro abrazo
y será posible, acaso,
vivir después de haber muerto. 
Fragmento de Décima muerte, Xavier Villaurrutia

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Varios Molineros





A la casa y a mi padre les subio ayer la tensión. Al ordenador nuevo se le quemó la placa base y el humor de mi progenitor casi funde el telefono.


Serviran las arañas como ofrenda para el altar. He succionado millones, como todos los años. 

Lo que más reconforta de esta casa son las irregularidades, vivir en casas donde todas las superficies son lisas es como tener la necesidad de vestir siempre bien planchado.

Pinté todos los muebles con pintura escribible y ayer Olaya me pintó lo que tenía en la cabeza. Todo en blanco con un ladrillo naranja en el medio.

Siguiendo con la teoría de las tres edades tengo 6, 30 y 125. Hay cuorum.




domingo, 4 de septiembre de 2016

El no trabajo






Y escribir tampoco creo que sea trabajo. Durante mucho tiempo lo creí, desde luego. Pero ahora afirmo que es un no trabajo. Es alcanzar el no trabajo. El texto, el equilibrio del texto, es algo que hay que encontrar, Ya no puedo hablar de una economía, de una forma, sino de una relación de fuerzas. No me es posible decir más que eso. Hay que conseguir el dominio de lo que ocurre de golpe. Luchar contra una fuerza que irrumpe y que tenemos que apresar si no queremos que pase ajena a nosotros y se pierda. Si pretendemos que no sea aniquilada su coherencia desordenada e insustituible. No, trabajar es crear este vacío para dejar venir lo imprevisible, la evidencia. Abandonar; empezar luego otra vez, volver atrás, estar inconsolable tanto por haber consentido como por haber abandonado. Hacer limpieza en nuestro interior. Y después, a veces, sí, escribir. Todos buscamos esos instantes en los que retirarnos de nosotros mismos, este anonimato de íntimo que cobijamos. No sabemos nada de cuanto hacemos. Nada

Marguerite Duras.

viernes, 2 de septiembre de 2016

El bolero




No lo voy a elegir yo, ya lo eligió Alysson, como tantas cosas.
Además le toca elegir a la niña porque hoy hace frío en Bogotá.

Y sí, es culero, pero dimos un respingo en la silla, y luego lo pusimos más veces.

Atraviesa todos los registros auditivos en un vuelo de papantla la Aly, y además nos lleva.



jueves, 1 de septiembre de 2016

Enciendo mi lámpara.



Lo más bonito que he leído hoy lo contaba Bachelard citando a Frazer:

Cuando los Maori entraron en contacto con los Malayos, encontraron una flor roja. Se reunieron en círculo alrededor de ella y extendieron sus brazos encima para calentarse.






Los placeres de verdad, de verdad, de verdad están en la infancia, hoy he redescubierto el placer de terminar de borrar la pizarra después de esa calderilla de tareas menudas que tanto me trastorna. 




...Esta lámpara y la noche se conciertan...

Jules Laforgue