Y escribir tampoco creo que sea trabajo. Durante mucho tiempo lo creí, desde luego. Pero ahora afirmo que es un no trabajo. Es alcanzar el no trabajo. El texto, el equilibrio del texto, es algo que hay que encontrar, Ya no puedo hablar de una economía, de una forma, sino de una relación de fuerzas. No me es posible decir más que eso. Hay que conseguir el dominio de lo que ocurre de golpe. Luchar contra una fuerza que irrumpe y que tenemos que apresar si no queremos que pase ajena a nosotros y se pierda. Si pretendemos que no sea aniquilada su coherencia desordenada e insustituible. No, trabajar es crear este vacío para dejar venir lo imprevisible, la evidencia. Abandonar; empezar luego otra vez, volver atrás, estar inconsolable tanto por haber consentido como por haber abandonado. Hacer limpieza en nuestro interior. Y después, a veces, sí, escribir. Todos buscamos esos instantes en los que retirarnos de nosotros mismos, este anonimato de íntimo que cobijamos. No sabemos nada de cuanto hacemos. Nada
Marguerite Duras.
Marguerite Duras.
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