martes, 28 de enero de 2014

Volvió el momento de labrar.






El huerto es una parte del cielo, donde reinan los dioses, ya que las hierbas pueden vencer la muerte. 
                                                                                                  LUXORIO, poeta latino del siglo VI.





Encuentro matinal con Girondo.



Lado Tevdoradze

¿Publicar?¿Publicar cuando los mejores publican 1.071% de veces más de lo que debieran publicar?...
Yo no tengo, ni deseo tener, sangre de estatua. Yo no pretendo sufrir la humillación de los gorriones.Yo no aspiro a que me babeen la tumba de lugares comunes, ya que lo único interesante es el mecanismo de sentir y de pensar. ¡Prueba de existencia! Lo cotidiano, sin embargo, ¿no es una manifestación admirable y modesta de lo absurdo? Y cortar las amarras lógicas, ¿no implica la única y verdadera posibilidad de aventura? ¿Por qué no ser pueriles, ya que sentimos el cansancio de repetir los gestos de los que hace 70 siglos están bajo tierra?  Y ¿cuál sería la razón de no admitir cualquier probabilidad de rejuvenecimiento? ¿No podríamos atribuirle, por ejemplo, todas las responsabilidades a un fetiche perfecto y omnisciente, y tener fe en la plegaria o en la blasfemia, en el albur de un aburrimiento paradisíaco o en la voluptuosidad de condenarnos?¿Qué nos impediría usar de las virtudes y de los vicios como si fueran ropa limpia, convenir en que el amor no es un narcótico para uso exclusivo de los imbéciles y ser capaces de pasar junto a la felicidad haciéndonos los distraídos? Yo, al menos, en mi simpatía por lo contradictorio-sinónimo de vida-no renuncio ni a mi derecho de renunciar, y tiro mis Veinte poemas, como una piedra, sonriendo ante la inutilidad de mi gesto.

Oliveiro Girondo.