Como Ayutuxte, como la San Antonio, como Puerta de Toledo, como la casa de María Jesús, como la de Miguel, ¡cómo el Molino! La Morada es un proyecto de paraíso abierto al público, una apuesta por el lugar en una época de no-lugares..
Con estas casas ocurre como con las
parejas, aprendes de cada una y
la próxima fluye más suave. Además no se sustituyen, ahí
están, en la memoria o en Almuñecar. La clave para conseguir la conquista es que los que la
habitan se pongan al servicio de la casa, cada cual según sus
especialidades, yo ya tengo las tareas, Gonzalo siempre ha dicho que soy como una
monja: cocino, cultivo y peroro.
P.D. Levantarme a las siete a leer y cultivar es
sencillísimo, a esa hora llegan los colibríes a la salvia del jardín.