lunes, 29 de octubre de 2007

Transgresiones contra el frío


Confieso que robo calcetines a los parientes para que me hagan compañía. Ahora empieza el frío en serio y volveré a la carga. Suele suceder que míos son muy finos, o no llevo, porque siempre me arden los pies, y tengo que pedir calcetines prestados a mitad de conversación, luego me los quedo.

Blanch hoy me he puesto los de tu padre, me los pongo cuando lo extraño, se están desgastando por los talones. Me los dejó la última vez, me llamó con la excusa de aquella historia de aventureras del XIX en África, el último libro que leyó. Martín correteaba por allí. Bea, Mónica, Lucía, Conchita y tú estabais en la cocina. Me estuvo hablando del libro, y del cactus del balcón, que tiene casi tantos años como tú y un pedazo de biografía, daba igual de qué hablara, ¡qué gusto fue siempre oírlo!, Martín intervenía en inglés con lengua de trapo y su abuelo se lo comía con gestos. Yo tuve otra vez frío en los pies y Roberto me dio estos calcetines.

Mañana me tocan unos de Joselín de muchísimos colores. Cuando me los pongo termino como él, repitiendo lo de "canta y no llores".


Irene Rodriguez Aseijas















Hoy me toca tormentosa. Y nada más, eso, recomendar la novela de Irene.