Walker Evans
Convertirse en un
estado anímico
sólo puede servir para delimitar la parte de ti que se ha
quedado fuera.
Piojoso, piojoso,
piojoso.
Cuando choca las uñas de los dedos gordos y dice tres veces
piojoso está curando, ese es su conjuro contra la neurosis, cura a la manera de
los boticarios de Cunqueiro. A estas alturas no hace falta que nos cuente aquella historia de
dos que estaban riñendo cuando uno se cayó al río.
-Y ¡qué gana le tendría al otro el que se ahogaba que no se acordó de
nadar! eso sí, tuvo tiempo para sacar los dedos muchas veces y frotar las uñas
para repetirle piojoso.
Mama gata tiene esa manía de curarnos repitiendo
tres veces la misma palabra. Anda, anda, anda, suele ser también infalible.
Lobotomía
Estaba pensando en la cama que me tengo que copiar aquí
entero Lobotomía.
Cuando le preguntaba mi hermana a mi abuela que a cual de
las dos nos quería más siempre contestaba que a mí, porque me había querido más
años. De todos los poemas que
escribieron los amigos y conocidos quiero más los de Lobotomía, porque vi como llegaban a mitad de comida o a altas horas, por los bares, durante muchísimos
años.
Además, cada vez que muestro las orejas en los mundos de los literatos recurro luego, para purificarme, a lo de la biznaga o a este poema:
Lobo Preterido
Cansóse de rivalizar con peores,
de escuchar fallos injustos.
Después, palmeándole en el lomo,
siempre alguno trataba de consolarle:
“A la larga te impondrás,
el lobuno talento te habita”.
Acudió al tópico:
“Lobo solitario bien se lame”
y hoy habita-orgulloso, preterido,
soberbio y cínico-
oscura, silente madriguera.
Javier Barreiro
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