sábado, 30 de abril de 2016

Alberto Szpunberg






Descansemos, amor, descansemos,
ahora que gustamos y vemos
la infinitud de los pasos,
la incertidumbre del rumbo,
la única certeza del encuentro
sobre la desnudez de las aguas.

¿La muerte?
Sólo un gran cansancio
a orillas del mar infatigable



El poema,
lento vértigo del diálogo
donde pensar en voz alta es la poesía

Entonces la risa infinita
del uno en el otro

Uno y otro

Otros.



¿Qué perdura del encuentro
para que los amantes
se despidan hasta siempre
como si las palabras
fuesen
y silencios
de qué mar,
junto a qué montaña,
en qué momento?





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