Me gusta tanto leer a Magris porque sé que, en el momento menos pensado, me dará una patada en el culo y me mandará a otro sitio. Siempre dejo sus libros inacabados y en un punto apetitoso, sabiendo que volveré. Hoy creo que me voy a ir otra vez con Los Sonámbulos de Broch porque dice:
A Broch le fascinan
las épocas de transición, las épocas suspendidas entre el final de
un sistema de valores (el “ya no”) y la espera de uno nuevo (“el
todavía no) anticipado en la tensión utópica y mesiánica de la
esperanza (el “sin embargo ya”)
Ese
triestino parece un pariente encantador y cotilla. Canetti también es un alcahuetón en “Fiesta bajo las
bombas”.
En este libro habla,
por ejemplo, de lo furiosamente antidemocrático que era Thomas Man.
De lo poco lúcida que era la Arentd cuando se trataba de Heidegger. De la grandeza infinita de Primo Levi. De puentes y fronteras. Y del allí desde ahora y del aquí visto desde entonces, fundamentalmente.
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