Silvia Grav
Llevo dos días viviendo en Berlín y en 1945. Y los que me quedan. Me gustan estas neurosis generativas, tirar de lo hilos de un momento en todas los sentidos. Tener al alcance de la mano, para mirarlas con lupa, todas las contradicciones con las que estamos cosidos. Parece que mi anónima mujer en Berlín tiene nombre y también fue nazi, cada tanto tiempo se arrima uno a mi escritorio; Celine, Drieu de la Rochelle, Godfreid Benn, la Riefenstahl. Como si tuviera la enconmienda de repensar algo importante.
Pero como manejo el tiempo al revés los lunes por la mañana siempre me tomo fiesta y hoy, otra vez, me han asaltado por el camino las Ondulaciones de Ullán, voy a copiar un rato antes de volverme a ese tiempo de regresión y dolor al que he sido convocada.
Si hay que tener
Cuídate bien de la yerba mansa
Que de la brava me cuido yo.
(Guanancó: "el yerbero")
I
Si hay que tener tendríamos
que dialogar como creyentes
álamo
Negro y sombra
blanca
sobre las hojas ocres
de un bosque
ni silencioso ni al calor esquivo
2
Si hay que tener tendríamos
que dialogar con la rotundidad
de dos cabezas rodadas
concupiscentes
rudas
que de la garra la ascendencia afirman
rudas
que de la garra la ascendencia afirman
del labio
(nunca
barca olvidada solamente ida
por aguas claras de amor sin tino)
(nunca
barca olvidada solamente ida
por aguas claras de amor sin tino)
3
Si hay que dialogar tendríamos
que dialogar a la de tres dichosos
o fulminantes
cuando tú y yo volvemos de noche
bailando
por los abandonados
caminos
de lo que aquí se trata
del humo
4
Si hay que tener tendríamos
que dialogar como acordeones
veloces
como torpes murmullos con leche
con recuerdos muchos recuerdos (la adición
llegaba)
a aquel corsario portugués
que pasa -ya fuimos
del boquiabierto alborear al miedo
5
Si hay que tener tendríamos
que dialogar no mantenidos
a raya
ante eso mismo iluso que se despluma
6
(La cueva blanca
la serpiente blanca
el velo negro
7
La piedra negra
la herida blanca
la palabra blanca
8
Cercados
Por lo feroz de la piedad cantable
Extremos cuerpos cruces)
9
Si hay que tener tendríamos
que dejar de esperar al decir
álamo
negro y sombra
blanca
ya otra luz otra carne otros celos
que los de la penumbra de la consciencia
donde a duras penas se agita
el reflejo (dudoso) del hombre
del saco
vacío
10
(Y nada más
voluntades atolondradas)
El poema
Lo que la mano del destino escucha
y dibuja
por última ocasión con voz primera:
Claridad, corazón de cera, escarmiento.
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