Entonces Barco dijo que la inclinación al humor siempre echaba todo a perder y que, al fin de cuentas, el contenido del mensaje no importaba, que lo fundamental era el mensaje mismo, porque lo importante de un mensaje no era lo que decía sino su facultad de revelar que había hombres dispuestos a escribir mensajes. Dijo que si un mensaje le daba tanta importancia al contenido no era en realidad un mensaje sino una simple información. "Lo mejor que puede decir un mensaje", dijo Barco,"es justamente, mensaje". Por lo tanto, aun cuando todo parece indicar que debiéramos escribir ¡Socorro!, propongo que escribamos Esto es un mensaje o lisa y llanamente mensaje.
Juan José Saer Cuentos completos.
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