martes, 4 de octubre de 2011

A vueltas con la peculiar ortodoxia de Chesterton



Recuerdo una vez: caminaba con un próspero editor que me hizo una observación oída con frecuencia; es casi un estribillo del mundo moderno. No obstante haberla oído con demasiada frecuencia, o tal vez por esa misma razón, recién entonces, repentinamente, vi que tal observación no entrañaba verdad alguna. El editor dijo de alguien: "ese hombre va a llegar; se tiene fe".
Y recuerdo que mientras levantaba la cabeza para escuchar mejor, mi mirada cayó en un ómnibus que llevaba escrito su punto de destino: "Hanwell" y le contesté: -"Quiere que le diga dónde están los hombres que se tienen fe?, porque puedo decírselo. Conozco hombres que creen en sí mismos más colosalmente que Napoleón y César. Puedo llevarlo hasta los tronos de los superhombres. Los que realmente se tienen fe, están en un asilo de lunáticos."
Me respondió que no obstante esa creencia mía, había muchos hombres que se tenían fe y no estaban en manicomios.
-"Sí; los hay -repuse-, y usted más que nadie debe conocerlos. Aquel poeta borracho a quien usted rechazó una tragedia lúgubre creía en sí mismo. Aquel viejo pastor que escribió una obra épica y de quien usted se escondía en la trastienda, creía en sí mismo. Si usted consultara su experiencia de editor en vez de consultar su horrenda filosofía individualista, sabría que haberse tenido fe, es una de las características más comunes de los fracasados. Los actores que no pueden actuar, creen en sí mismos, y creen en sí mismos los deudores que no le pueden pagar. Sería más cierto decir que un hombre fracasará porque se tiene fe."
-"Tener completa fe en sí mismo, no es exclusivamente un pecado. Tenerse fe absoluta es una debilidad. Tenerse fe completa, creer completamente en sí mismo, es tener una creencia histérica y supersticiosa. El hombre que la tiene, lleva la palabra "Hanwell" escrita en su frente, con tanta claridad como la lleva escrita ese ómnibus."
Mi amigo el editor, dio esta profunda y efectiva réplica a mis conclusiones: -"Y si un hombre no debe creer en sí mismo ¿en qué debe creer?"
Luego de una larga pausa respondí: "Iré a casa y escribiré un libro contestando a esa pregunta."
Y este es el libro que escribí para contestarla.
Pero creo, que muy bien puedo empezarlo donde se inició nuestra discusión; en la vecindad de un manicomio

G.K.Chesterton Ortodoxia

3 comentarios:

Ester dijo...

Tienes las valiosa capacidad de contagiar entusiasmo. Ayer me pillé dos libros de Chesterton en la biblioteca, El poeta y los lunáticos y El hombre que era jueves.

Miguel Baquero dijo...

Un texto muy lúcido que derrumba toda esa tontería tontaina, filosofía de baratillo.

Jesús Alonso dijo...

Nunca me gustó la palabra fe, ni cuando la tenía.