Me persigue como lo hacía Jules Renard, con frases sueltas, una vez imantada la atención aparece por todos los rincones, y ya no tengo glándulas salivares más que para leer sus diarios.
Lo que confiere mérito a un libro no son ni sus cualidades ni sus defectos. Reside enteramente en esto: que sólo su autor podría haberlo escrito. Todo libro que pudiera haber sido escrito por otro que no fuera el autor puede tirarse a la papelera.
A veces, por la noche, a punto de dormirte, se te ocurren ideas interesantes, y hay una cierta voluptuosidad en el temor de perderlas por pereza de levantarse para anotarlas.
Si escribo tan poco no es porque me esfuerce, sino porque tengo horror al trabajo. Sólo escribo cuando «me da por ahí». Si tengo algún talento es el de improvisador.
En nada hay placer ni interés sin pasión. Hacer el amor como un deber, escribir como oficio, por ambos lados: nada.En cualquier cosa, lo que se da en llamar perfección, no tiene interés. La perfección no tiene personalidad.
No hay sentencias máximas ni aforismos de los que no pueda escribirse la contrapartida
P.D. Hablando de vagancia escritural acaba de llegar un correo de Ester en el que me dice (pasé una noche quejándome con Gonzalo y con ella por la dimensión de un encargo)
¿Tú qué tal vas? Hace días que no escribes, supongo que estarás con tus diez folios, total, sólo te han dado un año...
Sospecho que Léautaud me reafirmará en la manía de borrar más de lo que escribo.
2 comentarios:
"A veces, por la noche, a punto de dormirte, se te ocurren ideas interesantes, y hay una cierta voluptuosidad en el temor de perderlas por pereza de levantarse para anotarlas..." ¡Qué placer más grande! Y también voy a disfritar de esos diez o quince folios este año.
Deberías añadir en el programa de tu taller de borrado a Leautaud, se te parece mucho.
"En nada hay placer ni interés sin pasión. Hacer el amor como un deber, escribir como oficio, por ambos lados: nada.", a mí esta me ha gustado mucho y la del aforismo, claro.
Publicar un comentario