Era todo ojos, peloncita, traía la tristeza y la alegría tan bien mezcladas que hacernos amigas fue una urgencia. Creo que me la presentó el Tibu, en San Salvador, pero lo primero claro que recuerdo es la visita de aquella intensidad hecha verbo a Ayutuxtepeque 44. Cuando pienso en Tania siempre aparece antes ese día y el olor de un macizo de jazmín que había en el pasaje
Luego muchas cosas y mucho tiempo. Ausencias, y también enormes presencias de la ausencia, poesía vivencial pues, que diría Tania Montenegro, o apariciones como la de esta mañana, cuando acababa de tirar una botella de agua y estaba tentada de contarme una historia triste sobre mi mala suerte, pero me he metido en la página del Cervantes antes de ir a por la fregona y ha saltado esa enérgica calichera de lapantalla para contarme cosas como que aún vive su abuela y para hacerme sentir una suertuda. Ni modo.
¡Cómo sigue brillando la sonrisa de esa maje!
Pero los vídeos del Cervantes no se deja insertar , por ahí está también Otoniel Guevara hablando de Daltón y de Xibalbá.
La foto es de Rafael Trobat, que también estaba por allí.
1 comentario:
Me he visto la entrevista, parece una tía bastante maja, de hecho no parece poeta..jeje. Es cierto eso de que la literatura es algo cotidiano.
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