Practico con frecuenca un nomadismo con rutina, hago las mismas cosas pero en diferentes sitios. Ésta semana, nómada pero poco, he estado copiando citas de Alfabetos, de Claudio Magris, y casi copio el libro entero, comparto muchísimas fijaciones con ese hombre, empezando por la de copiar:
Creo que en aquel copiar se reveló mi pasión compilatoria, el deseo de ordenar y clasificar la realidad que más tarde me impulsaría a estudiar a los Musil y los Svevo, esa gran literatura que trata de catalogar la vida y muestra cómo ésta escapa a las redes de cualquier clasificación y hace relampaguear su sentido anárquico e insondable ante quien pretende reducirla al orden (...)
Pero la cita que iba hoy aquí es:
Desencanto y desilusión no niegan, sino que filtran como un tamiz las mentiras gelatinosas, la retórica sentimental, la papilla del corazón con la que tan complacientemente se engañan los otros y se engaña uno a sí mismo: quizá éste sea un signo común a los libros que, desenmascarando el vacío sobre el que se apoya la realidad y los oropeles con los que quiere velarlo, ayudan a mirar sin miedo en ese vacío y también darse cuenta del amor que existe pese a aquella vorágine. Libros así han sido para mí “El hombre sin atributos” de Musil y “Las amistades peligrosas "de Laclos y sobre todo "La educación sentimental" de Flaubert, ese libro sobre la insignificancia que es también el fluir de la vida. Y "La conciencia de Zeno" de Svevo, odisea moderna por excelencia, irónico, huidizo e insondable confrontación con la nada.
Creo que en aquel copiar se reveló mi pasión compilatoria, el deseo de ordenar y clasificar la realidad que más tarde me impulsaría a estudiar a los Musil y los Svevo, esa gran literatura que trata de catalogar la vida y muestra cómo ésta escapa a las redes de cualquier clasificación y hace relampaguear su sentido anárquico e insondable ante quien pretende reducirla al orden (...)
Pero la cita que iba hoy aquí es:
Desencanto y desilusión no niegan, sino que filtran como un tamiz las mentiras gelatinosas, la retórica sentimental, la papilla del corazón con la que tan complacientemente se engañan los otros y se engaña uno a sí mismo: quizá éste sea un signo común a los libros que, desenmascarando el vacío sobre el que se apoya la realidad y los oropeles con los que quiere velarlo, ayudan a mirar sin miedo en ese vacío y también darse cuenta del amor que existe pese a aquella vorágine. Libros así han sido para mí “El hombre sin atributos” de Musil y “Las amistades peligrosas "de Laclos y sobre todo "La educación sentimental" de Flaubert, ese libro sobre la insignificancia que es también el fluir de la vida. Y "La conciencia de Zeno" de Svevo, odisea moderna por excelencia, irónico, huidizo e insondable confrontación con la nada.
1 comentario:
Jo Martina!! qué a güevo me vienes siempre!!!! me quedo con la cita y me pondré manos a la obra con las recomendaciones, grandes amigas en estos fríos...
Besos grandes!!
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