Así resumiría mi madre la situación
de las mujeres mexicanas, ¡están de mírame y no me toques! No pueden
con más muertas, con más desaparecidas, con más piropos: con más
miedo. No están dispuestas a aguantar nadita. Y ya son muchas las
que ante los embistes en la calle se vuelven y confrontan al tipo,
cuando lo hacen la mayoría sale huyendo, se asustan por lo
imprevisto de la respuesta. Es arriesgado pero diz que funciona.
Ponían los pelos de punta tantas
cruces, pero pone los pelos de punta mucho más adentrarse en la
criminalización de las víctimas. Tengo el privilegio de ver con que meticulosidad forense las gentes del Lado B van aíslando cada
palabra, cada idea, cada emoción podrida en el subconsciente
colectivo, y preguntan y preguntan y preguntan, y luego relacionan y combaten.
¡Qué marcha para el recuerdo la de ayer! Hacía
muchísimo sol y mirara a donde mirara veía a un ser bello y conocido
correteando con una cámara o una grabadora o ambas cosas: a Ambar, a
Tuss, a Samy, a Karen, a Quetzal, a Mayita, a Ely, a Mar y a su
madre...Lo dicho. Están muy hartas las mujeres en este país, y empiezan a estar muy
unidas.
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