Ahorita nos ha contado Ambar la historia de una señora sobre la que va a escribir un reportaje. La señora venía de una familia alfarera y se casó con un vidriero. La tradición la obligó a cambiar de oficio y el cristal casi la mata, pero ni el marido ni sus parientes podían admitir que volviera al barro. Un buen día se decidió. Le ha ido muy bien. Sus piezas son cotizadas y anda en papeles universitarios.
-Pero se divorció del cristalero.
Hemos preguntado todas.
-No, con el wuey anda.
Lezama me ha ilumidado la historia de la alfarera. La cultura es el paisaje, decía mi abuelo cubano. Y los trastornos que causó en la alfarera pasar de lo denso, de lo opaco, a lo traslúcido, vienen a ser los mismos que causó la determinación de la rama vasca, decididora y multiplicadora de matas toscas de azucar,en la rama criolla; minuciosa, delicada, cultivadora de tabaco y de miel azul.
Es un buen lugar un periódico para disfrutar historias y platillos. También nos ha descubierto Karen hoy que la legislación mexicana atenúa la pena por aborto si la gestante ha sabido ocultar el "producto" y el marido no es el padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario