Necesito rápidamente un ornitólogo.
No conozco a las visitas matinales, sólo a los colibríes.
Después me he puesto a limpiar
cristales con Rubí, que trabaja a una velocidad impresionante.Y creo que haré lo mismo todos los
lunes. En este estado presocrático en el que me encuentro hasta
limpiar cristales se vuelve metafórico. La transparecia cuesta tanto
porque no se sabe si el borrón está por dentro o por fuera.
Los lunes tengo reunión a la una con
el Lado B, pero hoy se me he contagiado de la velocidad de Rubí y se
me ha pasado, durante la comida me lo contarán.
Ya casi se ha recuperado el pasto, la
grama, el cesped, el mantillo. Es muy reconfortante regar, y ahora
hay que hacerlo por la mañana y por la tarde. Teníamos un jardín
en la San Antonio casi perfecto, me ayudaba a cuidarlo Idoya, que era
agrónoma. A veces estaba aquel corrito tan bello que nos atacaba
Stendhal y lo trasplantábamos y lo volvíamos a cambiar. Aquí
también me va a ayudar un jardinero, y Vladi en la distancia, y
Miguel, y el mago Salamanca, que viene mañana, y estudió botánica, y sueña con olivos.
El domingo por la noche Pablo trajo a
una psicóloga estupenda, Alejandra, que casi se desmaya cuando entró
al salón Bachelard, ella es forofa y no conocía a nadie que lo
conociera. Un gran amigo de Pablo, de Gonzalo y mio, Arturo, está
haciendo la tesis sobre Bachelard. Yo a Bachelard siempre me lo he
tomado muy en serio, por eso le agradezco tanto al señor Escarpa que
haya puesto el orden de las casa en mis manos. El rubio, que nos ha
visto trabajar muchas veces juntos dice que trabajando“parecemos un
matrimonio hecho en el cielo”. Mi madre poco antes de morirse me dijo: vete con Gonzalo a México, lo que no sé es qué haces aquí.
Salgo a comprar una agenda. También sé
de los lunes que tenemos reunión a las ocho.
Próximamente "Las memorias de Zeno", uno
de los mejores libros que he leído,todavía lo digo con la boca
chiquita y aún tardaré, pero voy a intentar dejar de fumar.
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