martes, 8 de septiembre de 2015

Tan pronto aquí como allá




decía mi abuela siempre que bajaba de un coche, extrañada. Le había tocado ir a buscar a su suegra, mi bisabuela Lamberta, durante muchos años al apeadero para acarrear los recados tres kilómetros, y ese fue siempre su mojón para calcular distancias. Ya he contado por aquí que mi bisabuela era transportista, con carro y burro la mayor parte del año y en tren cuando nevaba. Como recompensa por la ayuda le regalaba a la nuera un delantal al año, no era cicatera, pero no había para más. Cuando empezó a tener dinero la abuela Raimunda se convirtió en una fábrica textil especializada en delantales de cuadritos, todas tenemos delantales suyos aún.

Yo también rezo “tan pronto aquí como allá” cuando bajo del coche, extrañada, aunque mucho menos que ella.



2 comentarios:

perestroiko dijo...

Que no diría la bisabuela de las redes sociales... Que son menos elegantes que un buen mandil de cuadritos, imagino.

Marta Sanuy dijo...

Ya parlarem vos y yo de distopías. Eso sí, suena mucho mejor mandil que delantal.

besicos