A veces la suerte es
extravagante, o al menos conmigo lo ha sido. Cuando era librera el
dueño de una distribuidora se puso enfermo, necesitaba que alguien
se encargase de acompañar a los autores que pasaban por Zaragoza y,
tanto José Luis como su mujer, Blanca, quisieron que fuese yo. En
esa época hacía un programa de radio con Cuca Sales, así que de
paso los entrevistaba. Las visitas que mejor recuerdo fueron las de
Félix de Azua, Carmen Martín Gaite y Quim Monzo. Era dificilísimo
y apasionante pasar dos o tres días orientándolos por la ciudad,
llevándolos de compras y tomando cañas con ellos.
Una de esas extrañas
tardes, que recuerdo como si las hubiera soñado,Carmen Martín
Gaite, después de comprarse un sombrero rojo, quedó con Aurora Egido y
yo las estuve escuchando boquiabierta.
Tan boquiabierta como me
quedé ayer, babeando, después de leer la entrevista en Turia con
doña Aurora. Sentí una gran proximidad cuando cuenta que iba a la
biblioteca con un cesto, o habla de devoción por el lenguaje de
nuestras casas. Pero “cuéntamelo hilando” el propósito de este
rollo era guardar aquí unos pocos párrafos de la entrevista que me
conviene tener a mano y recordar. De pronto me he dado cuenta de que la estaba copiando entera y, por exagerar, me he obligado a elegir una
frase:
“Gracián me ha
enseñado que la verdadera discreción consiste en saber elegir”
Precisamente acababa de terminar un libro “Lecciones de maestros” de Steiner, deliciosa
revisión de parejas de maestros y discípulos desde Grecia, en el
que hablaba de lo importante que es la voz, el dominio de la oralidad
para transmitir realmente la fascinación y el secreto. Otro placer de esta entrevista ha sido la impresión de estarla oyendo, es una gran oradora. Es un lujo asistir al festín de su pensamiento y volver a identificar todas esas
cosas que sabes porque te las enseñó ella.
Es muy larga, pero no se
la pierdan.
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