Angèle Etoundi Essamba
LOS INVITADOS
Mi mesa está servida pero los invitados se han retrasado.¿Olvidaron mi invitación, perdieron la dirección mientras venían? ¿Qué mal pudo ocurrirles?
Espero desde hace horas, “con la oreja pegada a la puerta”. Tampoco sé cuántos serán, si usarán ropa de invierno o de verano, en qué lengua me saludarán al entrar.
Mi mesa está servida. Esperaré el tiempo que haga y el que no haga falta. Y si fuera víctima de una ilusión, insistiría. Inventaría amistades extrañas, de caras francas y fáciles de leer como libros para niños, con voces de acentos deliciosos y bocas pequeñas que compartirían hasta un grano de cuscús.
Mi mesa está servida. La preparé con todos mis conocimientos, con amor. La música me ayuda a soportar la espera. Conmueve mis guisados, hace brillar mis aceitunas, libera los perfumes de mis especias.
Por fin, oigo ruido de pisadas. Me levanto para abrir. Pero la puerta vuela en pedazos. ¿Están allí mis invitados? Irrumpen unos hombres sin rostro, arma en mano. No me tienen consideraciones.
Le disparan a la mesa hasta reducirla a polvo y se retiran sin decir palabra. La música termina.
Después de todo, no me queda más que recoger y preparar una nueva comida.
Abdellatif Laâbi
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