El
presente, el pasado y el futuro triturado por abrazos gordísimos, intactos, enriquecidos por diez años de presencia de la ausencia; ese estado de atención.
Abrazos deslocalizantes, que te mandan de una patada en el culo a Tegucigalpa,
a Managua, a San Salvador, a Madrid o a Blufields.
De
una cosa sí estoy orgullosa, de la gente a la que más conozco. De los amigos a
los que les dan golpes reduros pero no los quiebran ni un poquito.
Qué
rica es la certeza compartida, esta pesada carga de futuro.
P.D. Sí ustedes también quieren cambiar el mundo escuchen a ese hombre y a los que le rodean, nos traducen desde América Latina, que tiene mucho que decirnos: http://otramerica.com/
2 comentarios:
Muy bueno
La vibra no se diluye entre las almas que sueñan en la misma frecuencia. Ay Marta qué rico el re-encuentro y qué ricos los próximos pasos por venir. Estamos vivos, estamos en las trincheras de las que nunca nos han sacado.
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