La que me contó M, que se fue al cine para intentar olvidarla durante un par de horas. Entró con la película empezada y al ver una melena idéntica a la suya; negra, abundante, rizada, sedosa, en la butaca de delante, volvió a desbaratarse tanto que dedicó la hora y treintaicinco minutos que quedaban a dudar sobre su salud mental:
-La veía en todos los sitios, tenía que poner remedio a aquella obsesión. Pero mientras pensaba eso, confieso que dediqué el rato a acariciar en secreto un mechón que había saltado al respaldo de la butaca.
Cuando se encendieron las luces se tranquilizó, no se había vuelto loco, la melena era la de A, que le presentó a su nuevo novio.
-¿Qué iba a hacer? Me fui con ellos a tomar una cerveza. Durante tres cuartos de hora comentaron cómplices y entusiasmados la película, y en todo ese rato yo no pude decir ni mu, no me había enterado de nada
7 comentarios:
A mi también me gusta todo lo que escribes, Marta. Es todo muy Sanuy, muy Marta, no se´...
lo mismo digo cara, me encanta, cada vez más!!!!!
besazoooo
no me dio tiempo a nada este finde, disculpa que no te llamara.
muchas gracias chicas.
no te preocupes Sonia, sigo confinada con un trancazo terrible.
Yo creo que todo a tu alrededor es literaturizable. Tú, por lo menos, lo literaturalizas de maravilla
Gracias Miguel, eso es que me lees con cariño, poco más
No es sólo el cariño. Me gusta mucho la primera historia.
Anda que no tuve suerte de que me la contaran.
regracias por las dos cosas.
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