Todos nos estamos imaginando desdoblados en turistas encima de los dromedarios, el silencio es sepulcral, sólo se oye el clic de las cámaras de T y W inmortalizando el momento. Por fin R empieza a meterse conmigo convencido de que voy a ser la que se raja, pero se ha equivocado, es L la que dice que a ella la chorradita del camello ya le costó un dolor de culo y que se va en el cuatro por cuatro.
El desierto es idéntico a como lo imaginas. Si hay algo que se parezca a una duna es otra duna. Desde la duna en la que estamos de ven perfectamente las luces del pueblo desde el que hemos venido en dromedario y el paseo resulta aún más ridículo, además ¡para una vez que voy al desierto llueve! siempre al revés.
Por la noche no logramos que nuestros guías, que ahora son cuatro, entiendan que no queremos que hagan de Tuaregs porque estamos cansados de hacer de turistas. No se relajan y nos comemos el repertorio completo de canciones y juegos de manos. Ay, la cortesía cruel.
Cuando nos quedamos solos reconstruimos la situación: estamos en manos de una empresa familiar y A, el chófer, es primo y jefe de esta tropa. Dos de los chicos se quedan a dormir fuera. Los oímos hablar en árabe y alguien se pregunta qué dirán
-Pues ¿qué van a decir? que el primo es un cabrón y no ha movido un dedo en toda la noche, o se quejaran de como les habla, o de que no les paga a tiempo.
En fin que tiene su encanto que dos grupos de gente tan distinta se observen.
A la mañana siguiente entre bostezos entregados alguien suspira:
-Qué bien el desierto ¿no?, ¿y si nos vamos los días que quedan a la costa?
Ésta foto y todas son de T Miralles. No sé si es un premio o un castigo verse de esa guisa, pero la tengo que poner ¡con lo que le costó hacerla desde el dromedario de delante!
3 comentarios:
Estas bella... porque lo eres, de hecho
Muy buena la foto. Y la mujer que está encima de ti también ha salido muy favorecida ;-)
(No me odies por esto)
El que madrugue por verme ¡qué poco sueño tendrá!
En todo caso gracias
¿cómo me voy a enfadar?¿no es un piropo Miguel
Publicar un comentario