Cuando hice los dos temarios de la escuela era otra mala época, pero yo me recuerdo exultante, rodeada de pegatinas de colores, reencontrándome con palabras que no había vuelto a leer juntas desde hacía mucho tiempo pero que recordaba inevitablemente emparejadas. Y aparecían notas útiles al margen que me había escrito a mi misma sin saber para qué, y citas y desvaríos en cuadernos viejos a los que parecía que les habían drenado sentido. Sólo iba a casa de amigos que tenían escaner y mi vida era como un hilo tenso de un párrafo a otro.
No haré lo de Perec con su escritorio, que aunque sea Perec y Oulipiano me aburren las descripciones tan, tan, tan minuciosas, pero afilar lápices, ordenar la mesa, eliminar adornos y obstáculos, pillar una buena neurosis, estar en algo, que decía el Chele, es bien emocionante. Me dije anoche cuando decidí como se titula todo:
Laboratorio de textos: teoría y recreación
TEMA 9: Estrategias de escritura
9. 1 El gimnasio verbal
9.2 Las máquinas espasmódicas de la era digital: un recorrido por la literatura en la red
9.3 De la retórica al Oulipo
TEMA 10: De lo real a lo inverosímil
10.1 Notas del natural, el efecto de realidad.
10.2 Los mundos posibles
10. 3 El narrador II: la autoridad autentificadora
TEMA 11: De lo lúdico a lo fantástico
11.1 La literatura como juego
11.2 Viaje a la narrativa fantástica
11.3 El personaje II: Los tema del yo y los temas del tú
TEMA 12: La importancia de la brevedad
12.1 Del borrado al estilo
12.2 Historia de la literatura hiperbreve
12.3 Literatura sin palabras
P.D. Siempre bajaba a la escuela con Merche que andaba muy deprisa, yo no podía seguir su ritmo, aguanto mal la regularidad, enseguida prefería correr un rato para poder sentarme un poco, ella pasaba por delante con sonrisa suficiente mientras yo intentaba dejar de resoplar, y volvía a correr hasta cogerle ventaja y dejar que otra vez me adelantara. Y de eso me he acordado luego, de los ritmos. ¡Y del bibliobús!
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