Eso significa enseñar, y por eso tengo
tantas ganas, porque me siento como cuando llevo a los amigos al
embarcadero, a veces vamos recto, pero otras nos encontramos con
barro el camino de siempre y tenemos que elegir, entre todos, otros
senderos. Y un día, cuando alcanzamos la orilla, María José nos
desveló secretos de este río, que hasta es primo del
Nilo. La última expedición fue con Auke, y nos adentramos en un bosque de
tamarit del que parecía imposible escapar, mientras, el sobrinito holandes repetía
como un conjuro las últimas palabras que había aprendido: “tamarit, alcachofa, lodazal y aventurita, tía Marta”.
Señalar es sólo abrir fuego para que
los demas te digan; MIRA. Y creo que es el mejor camino para
aprehender.
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