Jesús Alonso
Cuando
mi abuela se quedaba callada mucho rato y yo le preguntaba,“abuela,
qué piensas”, siempre respondía:
-Pienso
muchas cosas, tengo burina.
Yo hoy me he levantado pensando en un lector de Teodoro Adorno al que me apetecería recordarle que:
Un
brazo no es un objeto, ni una cosa, y una oreja es muchísimo más que un intrumento. Si a alguien se le ha caído una uña del pie después de
ponerse de todos los colores sabe, perfectamente, que ese montóncito
de células agonizantes con calcio no está muerto del todo, por lo tanto aún no es
una cosa, ni un objeto, ni un instrumento. Ni siquiera el ombligo es
un objeto.Y además nunca tuvieron las vaginas dientes.
Cada ver siento más la obligación de escribir algo que se titule:
"El
comandante, el escritor, el alcalde y las nubes tóxicas de la
admiración".
Ni modo, hay que escribir sobre lo que se conoce.
Y claro, he recordado, otran vex,esta luminosa mañana, la cita de Luis Álvarez Falcón:
-La
admiración es como el perfume caro, unas gotitas bastan, si te echas
todo el bote no hay quien se arrime.
Y
también está lo de la peluquería:
-Demasiados
derechos humanos es lo que hay
Dijo
la peluquera de al lado ( no me dejaría tocar la cabeza por alguien
así, que todo suma y todo resta)
Y la cita de la Durás, tan exacta, que acabo de leer en el Fb:
Y también pienso en el optimismo Tangu de mi padre, que anoche dijo: hay males necesarios. ¡Por fin hemos empatado,aunque sea con trampas! Puede ser curativo a largo plazo. (hay que pensar a corto, medio y largo plazo, decía mi pequeño comandante)
Y pienso en René, en René y en René.
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