viernes, 14 de agosto de 2015

Encajes y Starman.




Supe hasta que punto estaba desencajada el domingo, en la playa, donde me devolvió el cuerpo un bilbaino dándome una paliza controlada de una hora. Se podría haber llamado viaje a las articulaciones, mapa de los dolores o corrección de los encogimientos, pero era masaje tailandes. Desde entonces noto cada rincón pidiéndome que me estire.

Por otra parte sueño como una loca aquí arriba. Anoche se me debieron cruzar los sueños con las estrellas y soñé el deseo. Lo he recordado clarito cuando bajábamos a la civilización y en el coche de Ojo sonaba esto del vecino Bowie, tan propio para estos días.



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