lunes, 20 de julio de 2015

Jack Spicer



“Cualquier tonto puede meterse en un océano...”

Cualquier tonto puede meterse en un océano
pero se necesita una diosa
para salir de él.
La verdad de los océanos es, por supuesto, la verdad
de los laberintos y de los poemas. Cuando empezás a nadar
contra la corriente de ritmos y algas marinas de metáforas
tenés que ser un buen nadador o haber nacido de una diosa
para salir de ahí.
Mirá las nutrias de mar ondulando salvajes
en el medio del poema.
Se ven tan ávidas y pacíficas avanzando hacia donde las
aguas apenas se mueven.
Quizás puedas atravesar todas las olas y las rocas
hasta el centro del poema para tocarlas
pero cuando has probado las dichosas aguas
lo suficiente como para desear retroceder
ahí es cuando empieza la diversión.
Salvo que seas un poeta, una nutria o una entidad sobrenatural
te ahogarás, querido. Te ahogarás.
Cualquier griego puede meterte en un laberinto
pero se necesita un héroe
para salir de él.
La verdad de los laberintos es, por supuesto, la verdad
del amor y de la memoria. Cuando empezás a recordar.

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