miércoles, 13 de mayo de 2015

Se ven los fractales desde el limbo







Me habían dicho tantas veces que estaba en el limbo que me entraron unas ganas extravagantes de encontrarlo, aunque no lo consideré un asunto comentable hasta que Aurora Egido dijo en clase que habían quitado el Limbo en el Concilio Vaticano II

-Una vez que yo había descubierto a donde quería ir

Apostilló, con esa retranca casi invisible que doña Aurora se gasta.

Puesto que ya no existe se debe recrear, pensé. El limbo debería ser, para empezar, lo contrario del purgatorio, un lugar sin culpa del que no urge salir y en el que el miedo es imposible, un lugar en el que ¡por fin! te sientes absolutamente acompañado. Luego supe que es un sitio con agua en el que se pasea conversando. Encontré dos, el limbo es ubicuo e intemporal, las conversaciones de otros días, de otros años, vuelven a ser tejidas por el agua: y nosotras volvemos del mismo sitio convertidas en un manto túpido, de nudo prieto, que abriga o bien en una redecilla invisible.

-¿Nos metemos en el agua?
-¿Con este enfriamiento?
-Sí
-Dale, o nos morimos o resucitamos.

Dijimos ayer, y el futuro nos esperaba colmadito de paz, en el balneario, al final del Sardinero.

El otro limbo era hasta ahora La Torre Pons . Yo la pasaba a buscar, ella asomaba la cabeza por la ventana, a las siete y media ya estaba muy despierta y bajaba con bolsas de basura ordenadísimas, no se le colaba una colilla reciclando. Caminaba siempre deprisa, pero mucho más hasta que dejábamos atrás los edificios y el asfalto aunque, como era contradictoria, también se rezagaba para oler los parques. Es un vergel de olores este pueblo.

-No son los jardineros Miguel y compañía, no puede ser de otra manera, ese tiene buena cabeza, ¡qué maravilla estar enamorado de tu trabajo y hacerlo bien!

Decía, por ejemplo. Y ella sóla se daba pie para soñar oficios, era eterna su lista de “yo hubiera querido ser” Luego llegábamos al camino de cipreses que va al cementerio nuevo, a mitad de camino hay un alcuerce.

-¿Sabes todo lo que vamos a sufrir en este camino? Casi es mejor que lo comentemos ¡ufff la muerte!Venga, vamos por el alcuerce, que te estoy viendo y ya has elegido. Nos vamos a poner de barro hasta arriba porque regaron ayer, no lo ves. Ya lavaremos. Qué tontería no querer ensuciarse.

Y la próxima parada era la Torre Pons, el cigarro debajo del castaño, sentadas en el petril del abrevadero, al lado de un campo de amapolas, aguantándonos las ganas de tirarnos de cabeza en aquel agua cristalina, y ya metidas en algun asunto: “no veré a Rato en la carcel” “cada vez me resultan más enigmáticos los judíos” “ese personaje me chirría y te voy a contar por qué” “me encantaría reencarnarme sabiendo lo que sé para ser más valiente: no tengas miedo hija mía””la pareja es como una mala postura; mecagoenlaleche, no evolucionan, cuándo van a convencerse de que sólo es posible la compañía cuando no es obligatoria””o bien”de lo más importante son los dientes, y digas lo que digas, la mejor dentista María Victoria”

Teníamos una vuelta escarpada porque nos gustaba seguir la acequía. “Qué simbólicas las tajaderas” me dijo un día.

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