Otra trampa es pensar que
estás en la cocina, rabiando. Que has visto a los emigrantes Centroamericanos en la bestia o a los Africanos
saltando la valla y te ha dado uno de esos ataques tuyos.
-Ay, ay, ay, ayayayayaya.
Decías, haciendo aquellos ruiditos que sigo oyendo tan bien, y te estirabas en la silla, como si te
hubieran dolido todos los dolores de todos los africanos y todos los
centroamericanos juntos.
Puedo imaginarme que has
cogido el plato y te has ido a comer a la cocina, no sin antes gritar
por el pasillo
-¡Pero cómo puede ser
tan miserable el ser humano! ¡Pero cómo pueden pasar estas cosas y
qué sigamos cruzados de brazos!¡Algo se podrá hacer!¡al que no
tiene se le quitará todo, al que tiene se le dará todo!¡esa parece
la lógica de este asqueroso mundo!¡pero esos perros, habéis visto cómo se ensañan pegando por un sueldo miserable!¡mecagoenlaostia que asco!
Después de fregar-están
estupefactos todos por la afición que le cogido a la fregadera, pero
es que tú allí meditabas-habrás ido y venido mil veces de la
cocina al salón ensimismada, cuando traigas el café y te fumes el
cigarro en la silla de la esquina, volverás al tema sobre el que
llevabas informada desde el punto de la mañana y preguntarás.
-A ver ¿qué han dicho
estos peleles de la uno de lo que ha pasado con la gente que estaba en el Gurugú? ¡me da un miedo esa tía, con esos ojos tan claros! Yo he oído y he leído esta
mañana....
La foto en la fregadera, centro neurálgico de la casa, imagino que en medio de una argumentación política rabiosa con la Mocha. La tía Aurora, otra lúcida de la misma cuerda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario