Sigo sin saber cómo tienen la cara
los miembros de la pareja que está metida en mi habitación y en el
baño, pero quiero que se divorcien de una vez , además de gritar
tienen unas voces horribles. En la cocina me suelo encontrar con tres
niños que cantan jotas y con las carcajadas y el tendedor de
colorines de Marcia, pero, si siguen subiendo el volumen los otros, voy
a tener que aprovechar cuando se vayan para preparar mucha comida y
congelarla. La de enfrente es sorda, qué envidia, y acaba con todas
mis intenciones cuando, en el momento más inesperado, lanza su
inmunda tele contra nuestro salón, el del tercero escucha máquina,
y paso momentos horribles cuando hace palpitar todo el edificio
mientras suenan las noticias de la uno.
Quedé con Pilar
Adón, a quién quiero mucho y con quién comparto, entre otras cosas, la dolencia. Me alivió constatar que no exagero (vos tenes complejo de gorgona, no lo niegues chava, acabo do oír).
No tengo dudas, el oído es el órgano de la escritura, pero la hiperacusia es uno de sus peores enemigos.
No tengo dudas, el oído es el órgano de la escritura, pero la hiperacusia es uno de sus peores enemigos.
¡Si oígo el cliclicli del papel del
water de los vecinos! Cuando no puedes escucharte es imposible
escribir siquiera una notita para dar las gracias por toda la luz que
entra por esta ventana. Menos mal que se han debido ir todos de puente.
Por aquí estamos ensayando para hacer como que no va a ser navidad, hemos empezado hoy, haciendo como que no es domingo.
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