Ernesto Rancano
No hay sentencias máximas ni
aforismos de los que no pueda escribirse la contrapartida, dice
Paul Léautaud.
Lo que se escribe es lo que no se
puede decir hablando porque es demasiado verdad, dice María
Zambrano.
Si, como sostiene Léautaud, lo contrario
a cualquier sentencia también es cierto, de lo que no se escribe es
de lo que no se puede decir sino hablando. Además sospecho que es en
la conversación donde se cocina esa “demasiada verdad” a la que
alude Doña María.
5 comentarios:
Hola, ¿quién es el autor de la ilustración? ¿Brossa? Me gusta mucho.
Para mí es una curiosa coincidencia leer este texto justo después de haberlo hecho con "Lo indecible", el comentario que José Luis Téllez dedica al Erwartung de Schönberg. ¿Será tan sencillo y tan complejo como que el tiempo de escribir y el de hablar son distintos? Tiempo, sueños...
Ya lo he puesto, Ernesto Rancano.
será.
abrazos
Fe de omisiones: con lo del comentario de Téllez me refiero al que figura en su sección 'Música reservata' de la revista "Scherzo" este mes de noviembre.
Abrazos.
Gracias Aurelio por atender mi llamado y mandarme al trío Kandinski y ese artículo estimulante. Nada necesito tanto como salir de mis fijaciones.
Disculpa, el otro día estaba lacónica (pero de lacón, puro chanchita pues) Corriendo en todas las direcciones, sin tiempo, ni sueños.
besazos
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