Después unos cuantas semanas averiguando qué más quieren los ricos de los pobres y revisando los mil disfraces terminológicos que están utilizando para conseguirlo (contaminan terminología tan impunemente como derraman el petroleo, ¡ no ha hecho más que empezar la charca hedionda que están montado
alrededor de la palabra emprender! )
Pues eso, después de unas cuantas semanas rezando no es posible, poniendo al lado los problemas de salud de los Mapuches intoxicados por las petroleras y los anuncios idílicos de Repsol, me acordé de La invasión de los ladrones de cuerpos. Acabo de volver a verla y ha superado con creces la metáfora del comunismo que todos le atribuyeron para convertirse en una película de rabiosa y terrorífica actualidad.
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