Paisaje
Y cuando se fueron a vivir a Arévalo,
pues era igual pero no era lo mismo, y le preguntaban los muchachos de Arévalo
que cómo era su pueblo de niño: Fontiveros.
-Pues un pueblo-decía el niño.
Pero que estaba lleno de cosas y
tenía la torre, y la iglesia, las campanas y la cigüeña, la plaza y las calles,
los palacios, las casas y las nagüelas; los corralones, los cobertizos, los establos,
los zaguanes, los portales, las puertas, los portones, las portadas, las
puertas traseras, los portillos, las portezuelas, los canceles, las ventanas,
las claraboyas, las gateras, los miradores, las celosías, los balcones, las
buhardillas, los ojos de buey; las verjas, las rejas, las vallas, los aleros,
las chimeneas, los salientes, los colgadizos, los huertos, las huertas, las
bardas, los cigüeñales, los arrabales, las cijas, las ovejas, los perros, los
asnos, las mulas, los bueyes, los caballos, las vacas, las terneras, los
corderos, las cabras, los cabritillos, las gallinas, los gallos, los pollitos,
los conejos, las palomas, las torcaces, los dormideros, los mochuelos, los
aguiluchos, las alondras, los tordos, las perdices, las codornices, las garzas,
las avutardas, los topos, los erizos, los grillos, los sapos, los lagartos, las
lagartijas, las ranas, los saltamontes, las aceiteras, las lombrices, las
orugas, las mariposas, las rosas, los lirios, los geranios, los pensamientos,
las azucenas, los acianos, los escaramujos, las zarzas, las retamas, el hinojo,
el tomillo, el romero, la menta, la hierbabuena, el yantel, las acederas, el espliego,
el cantueso, los berros, los espárragos, las coles, las lechugas, los judigüelos,
los ajos, las cebollas, los manzanos, los perales, los guindos, las higueras,
los membrillos, los álamos, los chopos, las parras, las vides, las encinas, los
robles, la luna, las estrellas, el carro triunfante, las Tres Marías, el lucero
del alba, la estrella del pastor, el sol de agua, la solanilla, la sombra, la
lluvia, la primavera de mayo, el aire austro, el verano, la otoñada, la
siembra, el cierzo, el ventisquero, la nieve, el ventarrón, los truenos, los
relámpagos, los rayos, las exhalaciones, los trabajadores, los gañanes, los
truhanes, los trujimanes, los alarifes, los albañiles, los maestros de obras,
los carpinteros, los ebanistas, los tallistas, los podreros, los peones, los
caleros, los yeseros, los ladrilleros, los baldoseros, los enlosadores, los
aguadores, los carreteros, los odreros, los taberneros, los mieleros, los
melcocheros, los queseros, los aceiteros, los molineros, los horneros, los
anacalos, los panaderos, los amasadores, los pasteleros, los recaderos, los
verederos, los propios, los correos, los mayorales, los pastores, los
rabadanes, los zagales, los esquiladores, los pelaires, los zurradores, los pelleteros,
los tejedores, los burateros, los sastres, los buhoneros, los plateros, los
sombrereros, los zapateros, los chapineros, los remendones, los herreros, los cerrajeros,
los guadañeros, los joyeros, los boneteros, los labradores, los hortelanos, los
maestros de niños, los dómines, los latinistas, los médicos, los boticarios,
los cirujanos, los sangradores, los curas, los hidalgos, los nobles, los
frailes. Las monjas, las beatas, las damas, las dueñas, las señoras, las
criadas, las esclavas, las fregadoras, las recaderas, las amas, las ayas, las
cereras, las amortajadoras, las lloradoras, las curanderas, las mondongueras,
las lavanderas, las costureras, las bordadoras, las que dan hierro, las
enamoradas. Las torrenteras, el río, los regatos, las lagunas, los labajos, los
manantiales, las fuentes, los caños, los pinares, las alamedas, los encinares,
los robledales, los trigales, los cebadales, los centenos, los garrobales, los
barbechos, los guisantazos, los vados, los zanjones, lo llano, la niebla, el
rocío, la montaña que se ve a lo lejos y hace así alabeando. Y los cristianos y
los moriscos, y muchas cosas y muchos
oficios más.
-¿Y cómo se llama tu pueblo?
-Fontiveros
-¿Y cómo va a haber tantas cosas
en tu pueblo, si es más pequeño que Arévalo?
Y el niño respondía:
-No sé.
José Jimenez Lozano El mudejarillo.
Estaba escribiendo “eliminación
de la diversidad” y me parecía un crimen decir algo tan grave, otra vez, sin que
albergara ni un poquito de sentido. Ha
venido en mi auxilio la memoria compartida. El privilegio de andar por ahí con discos duros como el de Antuan. Ayer, después de tanto hartazgo de
tosquedad y riqueza, me volví a leer El Mudejarillo, así que vuelvo de un viaje muy largo.
P.D. En este momento le estoy agradecidísima también a Matías, que me obligaba a ir a Casetas andando para aprender mecanografía. ¡Se me subía el ritmo de esa enumeración por los dedos cuando la copiaba! Ahora "eliminación de la diversidad", de la poca que nos queda, significa más cosas.
P.D. En este momento le estoy agradecidísima también a Matías, que me obligaba a ir a Casetas andando para aprender mecanografía. ¡Se me subía el ritmo de esa enumeración por los dedos cuando la copiaba! Ahora "eliminación de la diversidad", de la poca que nos queda, significa más cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario