No fue así nomasito, pero esta noche me parece que fue así, que me dijeron en sueños:
-Elegíte un país, pues
Y yo cogí el más chiquito.
Me pego la vida mirando con el rabillo a ese otro lado, al
pulgarcito de América Latina, al paisito, a la república guanaca. Me llegan
sonidos, aunque no vea al vergazo gente la oigo ahora que skipeo con el
Padilla. Ésta tarde estuve haciendo hablar a su sobrina, que es una bichita de dos o tres años, y me sonó bien rico. A la vista también le llega un poco: hasta vi
por fin la montañona en unas fotos del fb, cuando yo estaba en Chalate no se podía
subir a la montañona, estaba minada, y también vi el cierre de campaña rojo,
rojo, en ese que aún es un buen trozo mi barrio, Ayutuxtepeque.
Y fue casi como poder oler las guayabas y oír anunciar los
elotes cuando caía un aguacero y ahí tenías que quedarte parada, frente a la
iglesia y frente al volcán, esperando que se pasara el vergazo de agua. Creo que casi podría identificar cada adoquín de
aquella vereda que se volvía de tierra al llegar a la tiendita el calvario,
luego había que bajar muchas escaleras hasta el pasaje, que apestaba a
jazmín, y, por fin, se llegaba a aquella casa con orquídeas y colibríes
en el patio, jardín en el salón y dirección de novela fallida: Ayutuxte 44.
(Soy bruta, ni modo, pero qué regusto que se trincaran al Flores en
la frontera, qué regusto que se equivocara tanto aquel que dijo en el himno que El Salvador sería
la tumba de los rojos, qué regusto que vuelvan a ganar el domingo. Desde aquí celebrará esta expatriada con ustedes. Y luego… ya
veremos…si hay que hacerlo, pues se les siembra en maicillo)
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