-Teniendo en cuenta que ahora el pensamiento se vende en
supermercados, sólo podemos elegir en cuál compramos ¿Tú a cuál irías?
-Yo al de Hegel, rubio, yo siempre al de Hegel, y si puede ser bien acompañada, contigo por
ejemplo.
Acabo de volver a oír, integra, en algún rincón de mi cerebro, una rica conversación de este verano con el dialéctico.
Soy una perdularia, de vez en cuando, siguiendo una sendita
que empieza bien adentro de la literatura, camino, camino, camino y, de pronto,
estoy en la filosofía otra vez. ¡No se puede pensar solo y sin armas!¡hacen
falta asideros!¡por qué desaprovechar las ventajas de todos los que pensaron
antes! Me digo, y sin darme cuenta me empapuzo unos cuantos libracos
gordos y abstractos, sin duda agentes de mis episódicos desconciertos.
Anduve con Hannah Arendt y Simone Weil, que ya en los años
treinta veían claramente que se acababa el trabajo y sabían que habría
que pensar en modelos redistributivos. Algo que todavía no he oído fuerte en
ningún medio. Vigencia, la escalofriante vigencia.
(¡Bien pronto rompo mis mutismos! Luego pongo a parir a los
poetas que mandan correos de cien páginas contando que se retiran. Todo está en
todo. ¡No! ¡Ahora panteísmo no! ¡que es muy tarde! Pero bueno, da igual, por aquello de la dialéctica y de mi
natural contradictorio me apetecía decir que sí, pero ¡¡¡¡no!!! Antes de irme a
dormir)
(Aún no, otra postdata, sobre el futuro y el "trabajo": "15 millones de méritos" de la serie Blak Mirror)
(Aún no, otra postdata, sobre el futuro y el "trabajo": "15 millones de méritos" de la serie Blak Mirror)
2 comentarios:
¡Has vuelto contundente!¡¡Si!! y me encanta eso de que no se puede pensar solo...
Tu energía es contagiosa
Buenas noches Martina!!
buenas noches vecina onírica.
gracias, gracias, estoy estrenando una fase liviana, estupenda y llena de energía, de veras, a ver si dura.
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