Era hiperestésica y ya se había divorciado varias veces
por culpa de la misma frase.
-Yo te conozco.
Dijeron los interfectos.
Y en esas tres palabras caben los millones de metamorfósis que estaban dispuestos a interceptar.
-Yo te conozco.
Dijeron los interfectos.
Y en esas tres palabras caben los millones de metamorfósis que estaban dispuestos a interceptar.
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