Quizá no haya nada tan difícil como quedar con cuatro mujeres
para ir a comprar plantero. Cuando por fin decidimos plantar en medio de una
inundación se rajan y deja de llover. Quizá por eso, o porque era San Isidro
labrador, me he tomado la tarde libre, libre, libre, incluso de lecturas
obligatorias, me he dejado llevar por un azar que de azar no tiene tanto como
yo quiero creer, y me he puesto a releer las cartas a Mílena.
Recuerdo perfectamente la última vez que las leí, en
Ayutuxtepeque, en uno de aquellos ejemplares tan subrayados por tanta gente que
aún debe tener el niño José. En casa de José Luis.
Nos habíamos ido a su casa porque aquellos días empezábamos a estar acorraladas por la
magia, negra, oscurilla en todo caso. ¡Dos racionalistas acoquinadas por el
sonido de un columpio! Pues sí. Aquel columpio del corral estaba horas y horas
moviéndose de un modo tan regular que ningún viento, ni ningún humano… Y habían
quemado el jardín con sal, y había un muñequito con alfileres enterrado en el patio. La cuestión es
que la niña Blanch le contó a Nora, ya
asustada. Y Nora, aquella lúcida, nos
recomendó una limpia con un chamán. Y yo ahí empecé a tener miedo. Como Kant
pesaba en nuestras cabezas bastante decidimos que mejor un antropólogo. El Pepe. Y a casa que se vino, recién aterrizado de una casa ocupa en Barcelona,
aquel bondadosísimo antropólogo salvadoreño. ¡Puchica si aprendimos sobre el
ser humano y su capacidad para cometer destrozos psicológicos aquellos días!
En tres parrafitos ya me he dejado a dos muertos por el
camino. José Luis. El hombre de las camisas coloradas, aquel andaluz preclaro de la
radio Izcanal y Nora, la bregada periodista, la maestra argentina.
Lo de la magia negra era verdad. ¡Qué hacían dos chelitas
quitándoles los novios a las salvadoreñas después de una guerra! Generalmente usa
esos ardides quien te conoce y sabe cuales son tus puntos flacos, no tiene nada de misterioso lo de la magia negra..
¿Cómo filtrará la cabeza esas mezclas?¿Cómo se compatibiliza
leer las angustias de Kafka y desenterrar un muñeco de vudu en tu
casa? La juventud, que todo lo puede.
Estaba recordando eso y pensando que una puede hacer las
cosas más comunes del mundo, tener la vida más ortodoxa, pero levantarse todos
los días extrañada, por eso mismo. Entonces me he encontrado ese párrafo en el blog de Rafa:
“Empezar a viajar compulsivamente fue un paso más
en este proceso de escapar de la domesticación de la mirada. Y, por
descontado, de huir de uno mismo. En el viaje se produce una disolución del
individuo en el paisaje y en la gente, es lo más antibiografico y
antipsicologico que se me ocurre.
Durante años lo abdujo una fiebre por
devorar kilómetros Coleccionaba paisajes, personas, novedades,
aventuras. Un día se canso. Necesitaba parar y se lanzo al otro
extremo; a la inmovilidad, al silencio, a la repetición. Había estado
atesorando espacios y ahora quería ser dueño del tiempo."
Sylvain Tesson
La vida simple.
Sylvain Tesson
La vida simple.
2 comentarios:
Pues mira a semana pasada lo entrevisté a TEsson durante una hora, sobre ese libro que en francés se llama "dans les forets de Syberie". Y te voy a regalar su voz, solo para tí.
Merci beaucoup Tatianisima.
Un día te contamos la versión larga de nuestro cangelo con la magia a dos voces.
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