Con la música sí soy rauda y
maleable, puedo pasar de los Clash al Cancionero de Palacio sin transición y disfrutar de las dos cosas mucho.
La música me da la medida de
mis otras inflexibilidades. Me tranquiliza no saber, al menos en esto, que prefiero.
Llega a pesar la vida por la
demasiada certeza que nos da elegir.
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