Cuando se le riza el pelo tiene perfil de fauno. Nunca hemos jugado al ajedrez en nuestro terrenito porque sabemos que cada uno de nosotros es un montón de gente, necesitamos juegos colectivos. El más repetido es un juego del escondite al revés, como somos una cooperativa en la que todos se disputan la palabra hay que identificar al portavoz del otro y quitarle el micro.
-Yo, yo, yo, ¿quién es yo, Martita?
-Deja de darme recetas para
superar problemas que no tengo, egocéntrico
Ha
venido a verme Joselín, nos volamos verga duro y no hemos dejado de pasear desde el viernes por la noche hasta
el domingo a medio día con las dos asambleas, cuesta conquistar el silencio pero
una vez conquistado, metamorfoseados una décima de segundo en dos y en hermanitos,
nos despedimos satisfechos, con la misión cumplida. Hasta que nos volvamos a llenar de gente irreconocible riñendo
y nos busquemos para otra larga charrada.
Nuestra relación empezó en un
patio de San Salvador, disputándonos a Robert Musil. Luego compartimos a Hanna
Arendt, Canetti, Deleuze, Guattari, Eduard Said, Sánchez Ferlosio, Walter
Benjamín, ahora no me acuerdo de ninguno más, en todo caso no son muchos. De
toda esa atención compartida sobre lo mismo y mucha convivencia ha resultado
una delimitación fértil, un vergel conversable.
Claro que también compartimos
desconciertos, piojos, fiestas, drogas, casas, mercados, la sarna, sopas de
ajo, cenas ricas, viajes, dinero, sueños, diarios, amigos, parejas, desapariciones, mal vinagre, y la fascinación por el verde y el azul cuando se juntan.
1 comentario:
Musil, extraordinario.
Besos
Publicar un comentario